El calamar gigante o pota, como se le conoce coloquialmente, es uno de los recursos más importantes de nuestra pesquería. Después de la anchoveta, es la pesquería que más ingresos genera debido a que sus capturas bordean las 440 mil TM por año, las cuales se exportan principalmente a España y China, traduciéndose en alrededor de US$ 600 millones anuales en divisas.
Sin embargo, la sostenibilidad de este recurso está amenazada; toda vez que cerca del límite de nuestras 200 millas de dominio marítimo, se vienen pescando alrededor de 50 mil TM de pota al año de manera irregular y se estiman que son más de 630 embarcaciones de bandera China que se encuentran actualmente realizando estas capturas, perjudicando de esta manera a nuestros pescadores artesanales quienes se ven seriamente afectados por esta competencia desleal.
Esta situación, sin embargo, podría variar radicalmente si se implementara una verdadera lucha contra la pesca ilegal en nuestro país y si se pusieran en práctica mecanismos de control adecuados; los mismos que son mucho más efectivos y accesibles dados los avances tecnológicos.
En lugar de estar pensando en criminalizar a los actores formales de la pesquería, deberíamos todos implementar una lucha frontal contra la pesca ilegal. Tolerancia cero para estos enemigos de nuestro mar.