La Subcomisión de Acusaciones Constitucionales del Congreso aprobó la acusación y suspensión de cuatro congresistas de Acción Popular, quienes presuntamente recibían obras y cargos públicos para sus allegados a cambio de blindar al expresidente Pedro Castillo.
Para muchos, esto es algo que sucede desde siempre y que va a seguir existiendo mientras haya políticos a los que le importe más sus privilegios y sus bolsillos que el bienestar de sus representados. Sin embargo, resulta vital para la democracia, hoy más que nunca, luchar contra las organizaciones criminales y la corrupción. Es evidente que para defender las bases con las cuales se construye un país es importante la transparencia y honestidad.
El Legislativo, más que por iniciativa propia, ha sido obligado por presiones de los medios y la ciudadanía a actuar de manera ejemplar en este caso de “Los Niños”, quienes han sido comparsa de Castillo y son cómplices de la negligencia y rapacidad de éste. Ya se dio el primer paso y esperemos que esto se confirme en la Comisión Permanente y luego en el Pleno del Congreso. De lo contrario se prolongaría la crisis de representación de los parlamentarios y el descrédito de este poder del Estado sería mayúsculo.
Las bancadas que hoy levantan las banderas principistas deben demostrar que son capaces de devolverle al Perú una gobernabilidad perdida.