Resulta curioso que las reuniones diplomáticas para conseguir la paz entre Rusia y Ucrania, este último queriendo ingresar en la Organización del Tratado del Atlántico Norte - OTAN y en la Unión Europea, luego de más de 35 días de combates, se realicen en Turquía -hallado geopolíticamente en el centro de la unidad geográfica euroasiática-, que también está en lista de espera para hacerlo. No es malo, pero si resulta particularmente coincidente.

La ubicación terráquea de Ankara resulta, entonces, idónea, pues así los rusos dominados por el hermetismo de una guerra que no han podido liquidar en el plazo previsto por Vladimir Putin y los halcones del Kremlin, y cuyos diplomáticos participan en la mesa como parte interesada, no se sentirán exógenos a su área de influencia como sí hubiera sido en caso de tener que desplazarse hasta espacios propiamente de Occidente.

Esto último es fundamental en diplomacia y por esa razón les digo siempre a mis alumnos que la elección del lugar de la negociación es la mitad del éxito o el fracaso de sus resultados. Ahora bien. No creo que la aceptación rusa y ucraniana para que el encuentro diplomático se realice en la ciudad de Estambul -Con el nombre de Constantinopla, capital del imperio Bizantino, fue tomada por los turcos otomanos de Mahomet II en 1453 d.C. poniendo fin a la denominada Edad Media-, sea para ganar tiempo en sus objetivos militares, es decir, las pretensiones rusas de tomar Kiev, capital de Ucrania, y las del gobierno del presidente Volodimir Zelenski, que pudieran ingresar más voluntarios y llegar más armamento a Ucrania por todos los lugares posibles y para facilitar la huida de civiles de la barbarie de la guerra, pues van más de 4 millones de ucranianos convertidos en refugiados, la inmensa mayoría en Polonia. Creo, en cambio, que Rusia y Ucrania yacen desgastados y por eso recurren a la negociación que desde tiempos pretéritos es el más idóneo de los métodos para el arreglo de conflictos o controversias.

El maximalismo -querer lo más posible- de rusos (península de Crimea y región del Donbás ) y de ucranianos (Ingreso en la OTAN y en la UE), deberá ser sometido a la negociación y en que sus pretensiones serán atenuadas para un resultado óptimo y satisfactorio pues el ceder no volverá a las partes necesariamente perdedoras.

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