Días atrás, con motivo de la Navidad que celebramos hoy, el papa Francisco ha hecho una invocación para que acabe la ofensiva israelí en la Franja de Gaza, algo a lo que nadie podría oponerse. Quién no quiere que vuelva la paz no solo a Medio Oriente, sino también a Ucrania y otras zonas de conflicto. Sin embargo, lo que nadie debe olvidar es que la violencia contra civiles la iniciaron unos terroristas salvajes que en la mañana del 7 de octubre del 2023 entraron a matar, violar y secuestrar a niños, mujeres, jóvenes y a quien se les ponga por delante.
Hace unos días, la Embajada de Israel en Lima reunió a un grupo de peruanos, algunos periodistas como yo, para mostrar un video atroz de la mañana en que los terroristas de Hamas ingresaron al sur del territorio israelí. Las imágenes no se han hecho públicas por su crudeza extrema. Es una orgía de decapitaciones, tiros de AKM en la cara, arrojo de granadas a niños en ropa interior o a jóvenes encerrados contra su voluntad en una habitación, todo en medio de gritos de “Alá es grande”, risas sádicas y la toma de selfies por parte de los asesinos.
Son 43 minutos de imágenes captadas por los propios terroristas con los dispositivos que llevaban adheridos a sus ropas para inmortalizar su “hazaña”, por cámaras de seguridad de los lugares atacados y por los teléfonos celulares de las propias víctimas, como sucedió con un grupo de jóvenes que asistían a un concierto y que se escondieron en baños portátiles de plástico que fueron ametrallados sin piedad por estos salvajes que bajo ninguna óptica puede ser vistos como “representantes de un pueblo que busca su libertad”. Son unos animales, y punto.
En otras tomas se ve cuando los terroristas ingresan de vuelta a Gaza con algunos de sus rehenes masacrados y aterrados, mientras la gente en las calles lanza vivas y celebra. Quizá no hayan sido todos los habitantes del enclave, pero mucho sí. Las imágenes no miente. No olvidemos que 445 días después del ataque en el sur de Israel, se estima que quedan al menos 97 rehenes en poder de los criminales de Hamas. Algunos de los cautivos han podido ser liberados en los últimos meses, otros fueron asesinados.
Es positivo lamentar y condenar la muerte de inocentes en la Franja de Gaza donde casi el 90% de la infraestructura civil ha sido arrasada y hay un grave problema humanitario, pero no se puede dejar de lado el hecho de que quien inició la carnicería fue Hamas con sus fusiles, explosivos y machetes para degollar, con la clara intención de provocar una reacción de Israel, victimizarse y justificar futuras atrocidades. Es un círculo vicioso del terror, pero no puede ser visto solo de un lado y menos por el papa Francisco.
Ojalá que en esta Navidad, la paz llegue a todos los rincones del planeta.