Cuando hablamos del fenómeno El Niño nos referimos a un hecho de la naturaleza que impacta en forma negativa al Perú. Es verdad que, ante hechos de la naturaleza poco o nada se puede hacer, salvo recuperarnos de los daños causados. Sin embargo, los hay otros como las epidemias o las sequías que si no se pueden prever con mucha anticipación, de alguna manera permiten actuar si bien preventivamente o también durante el proceso mismo del evento.
La relativa previsibilidad de este fenómeno climático está ligada a la existencia de una corriente marina cálida del Pacifico que le es propia en esta zona del sur, lo que marca el inicio incluso de una temporada de lluvias que resulta ser también consecuente y relativamente cíclica, temporada que da inicio a una época cálida y húmeda considerada muy beneficiosa para la agricultura. Sin embargo, han generado que en ningún caso se saque provecho de todo esto.
Sin perjuicio de todo esto, antes de pasar a sacar provecho de este fenómeno relativamente previsible y cíclico para convertirlo en provechoso, beneficioso e incluso rentable, debe estudiarse y prevenirse el clima, advertirse el daño, limitarse el riesgo y atender las consecuencias, para finalmente, actuar en principio considerando lo siguiente:
1. Establecer un comando unificado que podría ser dirigido por el gobierno nacional en coordinación con los gobiernos subnacionales;
2. Ubicar zonas de prevención en las que poder rápidamente implementar instalaciones de primera atención sanitaria con accesos de evacuación aérea, terrestre o fluvial para urgencias, albergues temporales y comedores comunitarios que faciliten también la atención, el registro y clasificación de damnificados;
3. Mantener un permanente Plan de Emergencia para el establecimiento de un Centro neurálgico de Comunicaciones estratégicas.
4. Tener la posibilidad de desplegar un inmediato Plan de Seguridad mediante cercos perimétricos vigilados, uso de tecnología moderna aplicada (Sistemas de comunicación análogos y digitales con repetidores simultáneos, drones, entre otros);
5. Adquisición periódica preventiva de vehículos tácticos para emergencias (Ambulancias para heridos, todoterreno para las Fuerzas del orden, equipamiento para rescate y acceso a áreas vulnerables, maquinaria pesada para restablecer acceso de vías, entre otros);
6. Convocatoria al voluntariado registrado para ayuda humanitaria de parroquias, iglesias, jóvenes profesionales, madres de familia, obreros de construcción civil y diversos grupos de la sociedad organizada debidamente empadronados y preparados.