El reo Martín Vizcarra, acostumbrado a mentir, señala en su cuenta X que lo “han sentenciado por enfrentar al pacto mafioso. No es justicia es venganza”, lo cual no es cierto. Está preso por una sentencia que lo priva de su libertad hasta por 14 años, al haber recibido 2.3 millones de soles de contratistas a cambio de otorgarles los proyectos Lomas de Ilo y Hospital de Moquegua, en palabras simples Martin Vizcarra es un “coimero”.

Es oportuno recordar que Vizcarra, apoyado por sectores del progresismo-caviar del país, algunos medios de comunicación, encuestadoras, Junta Nacional de Justicia, Ministerio Público y el Tribunal Constitucional de la época en que fue presidente, implementó maniobras de persuasión con contenidos populistas para conseguir la aceptación ciudadana y en nombre del pueblo cerrar el Congreso, pisoteando la democracia y la Constitución.

Vizcarra es corrupción, demagogia y posturas antidemocráticas, pues si como gobernador es responsable de delitos, como presidente sin fiscalización ni control al haber cerrado el Congreso, habrá que ver qué más hizo.

De otro lado, el supuesto representante de los sin voz, el profesor rural, aquel que en plazas y calles gritaba “no más pobres en un país rico”, nunca estuvo a la altura de su rol como presidente del Perú. Rodeado de mediocridad y ambición, fue grosero en materializar corrupción. A punto de ser descubierto, decidió concentrar todo el poder en él. Masticando su delirio dio el golpe de Estado, que tanto el Poder Judicial como el Tribunal Constitucional han coincidido en que dicho acto resquebrajó abiertamente el orden constitucional.

Queda claro que los distintos tonos de izquierda que nos han gobernado tienen un factor que los identifica, son coimeros y golpistas.