El 23 de junio Yevgueni Prigozhin, líder del Grupo Wagner, se alzó en armas contra Putin y marchó hacia Moscú con la finalidad de “liberar al pueblo ruso”. Llamó a esto “marcha por la justicia”, pero era un claro golpe de Estado.
Este alzamiento se percibía desde hace semanas. Prigozhin había hablado fuerte contra el ministro de Defensa y el general Gerasimov calificándolos de cobardes, malos conductores de la guerra, de no estar enterados de lo que ocurría en el frente de Batalla y de no enviar suministros a las tropas rusas y a los mismos integrantes de Wagner.
Estas declaraciones de Prigozhin, en Telegram, criticando a la cúpula militar, trajo respuestas fuertes de Putin. La pregunta es, ¿por qué está haciendo esto el líder del más fuerte ejercito privado ruso? Se tejen tres supuestos, que comparto con el profesor Alexander Montero:
1. Prigozhin ha sido captado por agencias de inteligencia occidentales, en momentos de la contraofensiva ucraniana.
2. Prigozhin enfrenta a los hombres fuertes de Putin, en vista de que en 2024 hay elecciones en Rusia y quiere ser protagonista.
3. El levantamiento de Wagner sería una distracción para ocultar una ofensiva de respuesta contra Ucrania.
Prigozhin tiene fuerza para rebelarse. Lo demuestra su marcha hasta llegar a 500 kilómetros de Moscú.
Putin debería responder con mano dura, pues considera esto un acto de traición. Si demuestra debilidad sus días políticos están contados. Sin embargo, actuar fuerte contra Wagner puede salirle muy caro, pues es el que maneja el despliegue ruso en el exterior y maneja las minas de oro, los diamantes en África, la influencia en Siria y Afganistán, los combates en Libia, el acceso al litio en Bolivia, y el control del petróleo y minerales en Venezuela. Si saca del juego a Wagner, ¿dónde irían los recursos que maneja?, ¿cuál sería el futuro de Prigozhin, Putin y Rusia? El panorama es complejo.