El desabastecimiento de medicinas en los hospitales públicos del país se ha convertido en un problema de grandes proporciones. La negligencia y el desinterés del Gobierno en su tarea de servir a la gente contribuyen a reforzar la desconfianza en sus instituciones, un sentimiento que se ha acumulado durante años.

El hecho de que este problema del sistema de salud se agudice y que no se garantice en un futuro próximo el suministro total de los fármacos necesarios para los peruanos es alarmante. Esta situación solo genera inseguridad y vulnerabilidad en la mayoría de la población, lo que se refleja en la enorme insatisfacción y rechazo al Gobierno expresados en todas las encuestas.

El Ejecutivo debe actuar rápidamente para proporcionar soluciones. No se permiten más postergaciones. Estamos en medio de una crisis, y ya no es posible “dorar la píldora”. Es momento de que la presidenta Dina Boluarte sea consciente de esta urgencia y tome las medidas necesarias. No se puede seguir mirando a otro lado, como si estuviéramos en el país de las maravillas.

Hace poco más de un mes, las autoridades de más alto nivel del Ministerio de Salud fueron advertidas sobre un posible desabastecimiento de medicamentos como paracetamol, azitromicina, metronidazol y salbutamol, entre otros. Entonces, ¿por qué no se actuó con la velocidad que se requiere en un quirófano ante un paciente que se debate entre la vida y la muerte? La falta de acción inmediata no solo es irresponsable, sino también inhumana.