Nuestro sexto cardenal ha tenido intervenciones muy directas a favor de los gobiernos del golpista Pedro Castillo y el vacado Martín Vizcarra, pero cuestiona de manera continua a la actual presidenta Dina Boluarte. Es discípulo de Gustavo Gutiérrez Merino, de la Teología de la Liberación.
Nuestro sexto cardenal ha tenido intervenciones muy directas a favor de los gobiernos del golpista Pedro Castillo y el vacado Martín Vizcarra, pero cuestiona de manera continua a la actual presidenta Dina Boluarte. Es discípulo de Gustavo Gutiérrez Merino, de la Teología de la Liberación.

La ascensión de monseñor Carlos Gustavo Castillo Mattasoglio a la dignidad cardenalicia consolidó al sociólogo y discípulo de la Teología de la Liberación como nuevo líder de la Iglesia católica peruana.

Empero, su elección abrió una interrogante en torno a las prioridades y acentos del catolicismo en su relación con la sociedad peruana.

Arzobispo de Lima y primado de la Iglesia católica local desde 2019, Castillo Mattasoglio estuvo en Roma el 7 de diciembre último y recibió, de manos del papa Francisco, la birreta roja, el anillo y el título cardenalicio, junto a otros cinco purpurados de América Latina y 15 más de diversos continentes.

De este modo, el arzobispo de Lima, que el próximo 28 de febrero cumplirá 75 años, se convierte en el sexto cardenal en la historia religiosa del Perú, después de Juan Luis Cipriani, Pedro Barreto, Juan Gualberto Guevara, Augusto Vargas Alzamora y Juan Landázuri Ricketts.

El cardenal Carlos Castillo es ahora un nuevo representante de la Iglesia peruana en el Colegio Cardenalicio de El Vaticano.

El sumo pontífice designa a estas autoridades católicas a su libre albedrío, bajo la premisa de la infalibilidad papal, a quienes considera más cercanos y afines a su pensamiento e ideario.

Castillo Mattasoglio es ahora consejero y asesor de Francisco, y un aliado sin condiciones. No solo eso, también es uno de los 140 cardenales menores de 80 años y, por lo tanto, tiene derecho a voto para elegir al próximo papa, llegado el caso.

Un articulista del diario La Nación –de Argentina– precisó que 110 cardenales con derecho a voto fueron designados por el papa Francisco; es decir, casi el 79% de los cardenales electores.

Esta correlación de fuerzas será decisiva para inclinar la balanza durante la elección del próximo sumo pontífice, el que así tendría una orientación similar al actual. En el plano hipotético, incluso, Carlos Castillo puede ser candidato y, eventualmente, el próximo vicario de Cristo.

PERFIL DE MONSEÑOR CASTILLO

Monseñor Castillo también es doctor en teología dogmática, por la Pontificia Universidad Gregoriana de Roma, y licenciado en filosofía.

Es profesor de teología dogmática en la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP) desde 1987 a la actualidad: 37 años en total. Desde marzo de 2024 es Gran Canciller de la PUCP.

Durante el conflicto de la PUCP con el arzobispo de Lima y el cardenal Juan Luis Cipriani, monseñor Carlos Castillo y otros profesores de la PUCP fueron separados de la enseñanza de teología en dicha casa de estudios.

En la década de los 60 eran obvias las inclinaciones del joven laico Carlos Castillo por las ideas de izquierda. No pensaba aún ser sacerdote cuando se graduó en Sociología en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos (UNMSM), y permaneció casi cinco años en un pueblo de Cerro de Pasco como docente laico.

En la San Marcos militó en la Juventud de Estudiantes Católicos (JEC), del cual el sacerdote Gustavo Gutiérrez Merino era capellán, una suerte de cristianismo de izquierdas.

El sacerdote y catedrático Gustavo Gutiérrez Merino, entonces de 41 años, lideró años después una de las cuatro corrientes de la llamada Teología de la Liberación.

Castillo se hizo su discípulo y amigo de por vida.

Otro de sus mentores fue el cardenal Juan Landázuri Ricketts quien acogió con beneplácito su decisión de ir al seminario. Landázuri le aconsejó ir a Roma a estudiar teología, y así lo hizo.

A su retorno a Lima, Castillo fue cura de parroquia en Tablada de Lurín y en el Rímac.

El entonces sacerdote fue amigo muy cercano del catedrático de la PUCP Hélan Jaworski Cárdenas, entonces un influyente asesor del general Juan Velasco Alvarado y el régimen dictatorial.

Velasco impuso a Jaworski como director de El Comercio, confiscado por la dictadura para, supuestamente, servir como órgano de expresión a los campesinos.

Como ha reconocido el expresidente Francisco Sagasti, Jaworski era miembro del equipo del Sistema Nacional de Apoyo a la Movilización Social (Sinamos).

Se afirma que, en la práctica, el Sinamos funcionó como el partido político propio de la dictadura militar: satisfacía la necesidad de los mandos militares de contar con una base social de apoyo.

PURA RETÓRICA

A inicios de octubre pasado, el arzobispo de Lima remarcó que “la Iglesia no es de derecha, izquierda ni de centro, la Iglesia es del fondo”.

Lejos de esas palabras, a tenor de sus declaraciones políticas desde enero de 2019, en que designado arzobispo de Lima y primado del Perú, monseñor Castillo mostró una notoria inclinación favorable por los gobiernos de Martín Vizcarra y Pedro Castillo; y, en contraste, un evidente sesgo crítico contra la presidenta Dina Boluarte y su gobierno (ver infografía).

OPINIÓN

Según Luis Benavente, director de Vox Populi, el arzobispo de Lima ha mostrado “una intervención muy directa” a favor de los gobiernos del golpista Castillo y el vacado Vizcarra.

“No ha habido una actitud independiente, equilibrada. Le ha dado un respaldo fuerte a Martín Vizcarra. Y hoy sabemos lo que es”, resaltó en diálogo con Correo.

“Está en juicio oral, que va a terminar en la cárcel, sin duda. Y Vizcarra tuvo la bendición de monseñor Castillo”, añadió.

Recordó que el líder católico le dio a Castillo “su respaldo en momentos electorales”.

Subrayó que el respaldo de monseñor Castillo fue “bastante explícito” al gobierno del golpista.

Benavente dijo no recordarle cuestionamientos contra Pedro Castillo, salvo aquella homilía de Semana Santa en la que con sutileza le sugirió al chotano presentar su renuncia, al citar la carta que el libertador José de San Martín le remitió a Simón Bolívar y en la que le cedió su lugar. El recluido exmandatario no entendió nada.

“Al final tomó una postura crítica, cuando era ya inevitable”, concedió.

Benavente estima que es “muy malo” para el país que un sacerdote, un líder católico en un país mayoritariamente católico, “se adhiera a un régimen como el de Pedro Castillo, que ha dado tantas muestras de una conducta ética reprobable”.

“Ahí no solamente es el cardenal, sino la Iglesia peruana, quien se pone en el lado incorrecto”, advirtió.

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