Eduardo Marisca: "El videojuego te enseña a pensar como científico"
Eduardo Marisca: "El videojuego te enseña a pensar como científico"

Eduardo Marisca es filósofo de profesión, tiene un posgrado en el Massachusetts Institute of Technology (MIT) de Estados Unidos y le apasionan los videojuegos. Por eso decidió estudiarlos, para rastrear sus orígenes en el Perú y analizar todo su potencial educativo, económico y cultural. Aunque es optimista, enfrenta un problema de larga data que es preciso eliminar: el prejuicio que asocia los videojuegos con la idea del vicio.

¿En qué consiste tu investigación?

En rastrear el origen del desarrollo y consumo de videojuegos en el Perú, una industria poco conocida y cuyos orígenes no han sido documentados. En parte es un trabajo histórico, porque identifica de dónde surge esta comunidad, pero te permite entender los desafíos y oportunidades actuales de esta industria creativa.

¿Qué has hallado?

Esta industria surge a fines de los 80, asociada a circuitos 'underground', donde la gente hackeaba juegos y los personalizaba para circulación local. Esa comunidad primigenia se convierte en la industria actual, casi toda orientada al entretenimiento.

¿Cuál es el valor educativo de los videojuegos?

El videojuego te enseña a pensar como científico, te lleva paso a paso por el proceso de lo que significa trabajar en alguna disciplina.

Los estudios que avalan esas conclusiones suelen ser criticados...

En el Education Arcade, el laboratorio del MIT en el que trabajé, los proyectos incluían un paquete: preparación de profesores, diseño y desarrollo de una plataforma o juego sobre la experiencia que se quiere impulsar; y un componente de monitoreo y evaluación para entender cuál fue la contribución.

¿Se puede replicar la experiencia en Perú?

Para ello, hay que capacitar al docente para que sepa cómo incluir esta herramienta en su plan de estudios, evaluar y leer los cambios generados dentro y fuera de clase.

¿El videojuego tiene una función social más allá de la educación?

Cada vez son más las empresas que prueban videojuegos para entrenar y reentrenar personal en entornos industriales, médicos y de servicio al cliente. Es menos riesgoso y más barato. Pero, hay que tener cuidado. No se trata de decir que todos los procesos educativos se tienen que volver juegos. Eso sería un error.

¿Qué te motiva a regresar al Perú?

Hay muchos aprendizajes que tengo la esperanza de poder aplicar aquí. El problema principal de la industria local de videojuegos no es la tecnología, sino cómo conectarse con redes internacionales. El proyecto en el que trabajo apunta a solucionar esa brecha.

Existen muchos prejuicios en torno a los videojuegos...

Es un tema grave y muy complicado. Todavía son muy pocos los programas que hacen un trabajo sólido en investigación académica de videojuegos.

Esto a pesar de todo el potencial...

Así como la industria japonesa se reinventó con el manga o el anime, en el Perú, los videojuegos tienen un potencial enorme para reinventar nuestra tradición cultural, para reinterpretar nuestra cultura, nuestra historia y para posicionarla como producto cultural del siglo XXI.