Una cuenca ciega es algo más que un desnivel en el relieve, es también una acumulación de agua empozada y problemas. Según Lenin Talledo, gerente de la Subregión Luciano Castillo Colonna de Sullana, en 1972 Piura registraba solo tres cuencas ciegas. No obstante, hoy existen cerca de cien, según explicó Víctor Silupú, arquitecto y docente de Sencico. De acuerdo con Talledo, la aparición de una mayor cantidad de cuencas se debe a la nula planificación urbanística. “Si se sigue construyendo sin tener en cuenta la evacuación pluvial, las cuencas ciegas van a seguir aumentando”, afirmó.
Además, el problema se agrava con el hecho de que las familias deben afrontar la ineficacia de los sistemas domiciliarios de drenaje pluvial, puesto que, al no evacuar el agua de la forma correcta, estos sistemas contribuyen a que las cuencas acumulen mayores cantidades de agua.
TAMBIÉN PUEDE LEER: Piura: El murciélago, el aliado contra las plagas de insectos
Francisco Arteaga, profesor del área de Hidráulica de la Universidad de Piura (UDEP), explicó que lo ideal sería que los techos del nivel más alto de la edificación deberían tener una pendiente que dirija el agua hacia una canaleta de recolección conectada a una tubería llamada bajante, que conduce verticalmente el agua de lluvia hacia la calle.
Sin embargo, de acuerdo con Diego Cánova, ingeniero civil y docente del área de Materiales y Construcción de la UDEP, la realidad de Piura está lejos de ser esa: lo que más se observa en la ciudad son las llamadas “gárgolas”, es decir, tubos que sobresalen de las construcciones y afectan al tránsito peatonal debido a que evacúan el agua sobre las aceras.
No obstante, el problema no acaba allí. Los expertos coinciden en que las fallas en el diseño de los sistemas domiciliarios de evacuación pluvial –tales como la falta de inclinación en los tejados o la ausencia de una bajante– también llevan a la proliferación de zancudos y a la aparición de hongos en paredes y techos debido al estancamiento de las aguas y a la concentración de humedad.
Algunos especialistas consideran a la impermeabilización de los techos como una alternativa. Sin embargo, Cánova aclara que esta constituye una solución temporal y que la primera opción debería ser emplear pisos pulidos en las azoteas. Este procedimiento cuesta entre sesenta y setenta soles el metro cuadrado si el acceso a la terraza es sencillo, lo que lo convierte en una opción más económica que la instalación de una cobertura de calaminón TR4 que, según Silupú, tendría un costo aproximado de 150 soles el metro cuadrado.
Cánova afirmó que otra alternativa es verificar que las azoteas tengan sumideros que lleven el agua a la calle, a través de un sistema de tubos instalado al interior de la vivienda. Además, recomienda verificar si el techo tiene fisuras y resanarlas con algún tipo de aditivo impermeabilizante, tal como un sellador de juntas.
De acuerdo con los especialistas, los sistemas domiciliarios de drenaje deberían estar conectados a la red de evacuación pluvial de la ciudad. No obstante, en Piura el agua evacuada de las viviendas queda estancada en las vías públicas o va a los desagües y causa su colapso. Arteaga declaró que esta situación también lleva al deterioro de las pistas, ya que el agua daña el asfalto con el que están construidas y, con el paso de los vehículos, se generan baches y huecos.
(Esta nota ha sido elaborada por estudiantes de la Facultad de Comunicación de la Universidad de Piura. Colaboraron: Daniela Azcárate (redacción); Claudia Granda, Jimena Jibaja, Mahaill Mella, Valeria Rivera, Gabriela Vargas y Adriana Correa en la elaboración de la infografía).