"El pintor peruano más importante del siglo XX"
"El pintor peruano más importante del siglo XX"

Hoy se cumplen 52 años de la muerte de uno de los más notables artistas iqueños, considerado además "uno de los renovadores de la pintura peruana, debido a su filiación expresionista cuando el Perú asistía a la agonía del Indigenismo". Para recordar a Sérvulo Gutiérrez el poeta iqueño César Panduro conversó con el pintor Fernando de Szyszlo.

César Panduro: ¿Cuándo conoce a Sérvulo Gutiérrez?

Fernando de Szyszlo: A Sérvulo lo conocí en una peña que tenía el músico Raúl de Berney que había vivido mucho tiempo en París y al que la Segunda Guerra Mundial lo hizo regresarse a Lima. Esto quedaba en los portales de la plaza San Martín, era una peña de pintores, a pesar de que él era músico; entonces fue ahí donde conocí a Sérvulo. A ese lugar iban Carlos Quízpez Asín, Ricardo Sánchez. Inmediatamente se hizo una buena amistad, porque además él era muy aficionado a la música, a la poesía. Estuvimos muchas veces juntos Sérvulo, Eielson y yo.

C.P.: ¿La imagen del Sérvulo bohemio es real?

F.Z.: Totalmente real, desgraciadamente Sérvulo bebió mucho. Cuando yo lo conocí ya era una persona que necesitaba mucho estar con tragos, pero eso no influyó en sus pinturas sino al final de su vida. Fue una vida corta. En los últimos años de su vida le afectó el alcohol. La época donde hizo sus mejores cuadros fue entre los años 44 y 49; pinturas como los retratos de Doris Gibson, las naturalezas muertas tan lindas que hacía, época en la que me fui a París. Regresé de París por unos meses para mi primera exposición de pintura abstracta el año 51. Entonces volví a frecuentarlo mucho, tengo un recuerdo maravilloso; era un ser extraordinario, de una generosidad, una gracia, una simpatía, un talento; sin duda el más importante pintor peruano del siglo XX.

C.P.: ¿Qué aportes a la pintura peruana dejó Sérvulo?

F.Z.: Sérvulo venía de una familia llena de talento: Alberto, su hermano mayor, era restaurador de pintura, vivía en el jirón Trujillo, bajo el puente; hacía reparaciones fantásticas, ahí conocí a Guayasamín y otros pintores que pasaban por la casa de Alberto Gutiérrez. Cuando le traían un cuadro cuzqueño para restaurar, preguntaba si podía mejorarlo, (risas)... Sérvulo también tenía esa facilidad, se dice que en Buenos Aires se mantuvo falsificando huacos nazcas, él decía "yo soy de Ica, lo único que estoy haciendo es continuar con la tradición, se siguen haciendo huacos" (risas). Recuerdo una vez en el café de la plaza San Martín, veíamos un libro enorme de colección de arte precolombino, Sérvulo pasaba de página y decía: "ese lo he hecho yo, ese lo he hecho yo...". En el museo de arte moderno de New York, fui a una exposición de arte precolombino, en la portada del catálogo estaba la foto de un Huaco Paracas muy lindo... Sérvulo me dijo: ese huaco lo he hecho yo. Eso salió en la noticia y llegó a Nueva York, creo que sacaron al huaco de la exposición. Eso demuestra la habilidad manual que tenía Sérvulo. En su estancia en Buenos Aires, aprendió una técnica muy precisa de pintura, hizo unos cuadros de un realismo preciso, retratos y naturalezas muertas. Ahí conoció a su mujer Claudine Fitte, con la que tuvo una relación varios años. Sérvulo le hizo unos retratos preciosos. Hizo también escultura, en el Museo de Historia Natural de San Marcos hay un par de amazonas hechas por Sérvulo... Cuando regresó de Buenos Aires hizo una exposición hermosa en la Asociación de Artistas Aficionados, porque en Lima no había galerías en esa época. En el teatro de la triple A, sacaron las butacas e hicieron una preciosa exposición. Ahí estuvo ese cuadro famoso de Sérvulo, "Los Andes", que no sé quién lo tiene ahora.

C.P.: ¿Hablaron alguna vez de Valdelomar?

F.Z.: La verdad no. Nunca hicimos la conexión entre Valdelomar y nuestra amistad.

C.P.: ¿Sérvulo ayudó a cimentar la imagen del artista bohemio en nuestro país?

F.Z.: Sin duda. En nuestro país hubo un grupo de pintores y poetas que eran muy bohemios, Sérvulo era uno de ellos, el jefe (risas). La bohemia se da en la juventud, después pasa de moda, los artistas se vuelven más serios, más trabajadores. La eterna pregunta de qué es lo mejor para la inspiración de un artista; yo creo que un artista debe llevar la vida que le permite hacer su mejor trabajo, si hacer una vida bohemia y no acostarse nunca o hacer una vida seria..., todo es válido, en el arte no hay problema donde la solución no sea la obra de arte. Vale decir, si el producto es una obra de arte, la vida no tiene ninguna importancia; si la vida ha sido malgastada, pero se ha trabajado como un loco, lo importante es que las cosas que uno hace tengan algún valor.

C.P.: ¿Sérvulo era muy dado a dibujar en servilletas de papel, cajetillas de cigarros, dibujó delante de ustedes?

F.Z.: Ah, todo el tiempo.

C.P.: ¿Guardó alguno?

F.Z.: Ninguno, pero mucha gente estaba atenta a lo que él dibujaba.

C.P.: ¿Alguna frase de Sérvulo que recuerde?

F.Z.: Tenía muchas maneras de hablar, pero recuerdo una: "porsupuestamente".

C.P.: ¿Si volviera a ver a Sérvulo qué le diría?

F.Z.: Ah, qué no le diría. Fue un desperdicio que se muriera tan joven, sólo tenía 46 años, sin duda le diría que es el pintor peruano más importante del siglo XX.

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