Reos del Penal de Socabaya estafaron a más de 180 personas con el cuento de un empleo seguro. Los delincuentes captaban a las personas a través de redes sociales para decirles que habían sido seleccionados para el puesto, pero antes de la firma de contrato se les exigía un pago por “trámites administrativos”.
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Para poder armar esta red falsa de empleo se clonaban las cuentas de reconocidas empresas e instituciones para promocionar las convocatorias de trabajo y así captar la atención de las potenciales víctimas.
Según la información presentada por Punto Final, Efraín Mamani Javier sería el cabecilla de esta banda criminal conocida como “Los trafas del empleo”, una red que operaba escondida en el anonimato que facilitan las redes sociales.
Lo curioso es que actualmente esta persona cumple una sentencia por robo agravado en el penal de Socabaya en Arequipa. Incluso, Mamani Javier fue uno de los que lideró la mafia que estafó con la venta del balón de oxígeno a cientos de personas durante la emergencia por la pandemia del COVID-19
El coronel PNP Manuel Cruz, jefe de la División de Estafas de la Dirincri, detalló que estos delincuentes hacen una búsqueda de información y hasta se averiguan los nombres de los funcionarios de determinadas áreas administrativas para hacer más creíble la estafa.
“De tal manera que cuando la víctima empieza a indagar, efectivamente le genera cierta certeza de que determinado funcionario trabaja ahí, pero en este caso están suplantando su nombre”, agrega.
De acuerdo a lo que cuenta una de las víctimas de esta red de criminales, al momento de postular le pedían un curso de especialización y que este era un requisito obligatorio para el puesto.
Para ello, debía firmar una declaración jurada como compromiso para cumplir con las horas académicas después de su horario laboral. Además, le hacían pagar poco más del 50% del curso y le daban la opción de abonar el resto después.
Otra de las personas estafadas comenta que realizó depósitos adelantados a la supuesta empresa por S/ 1,200 aproximadamente por las certificaciones que llevaría en su periodo laboral. Además de ello, desembolsó S/ 700 por su uniforme, S/ 1,500 por cartas de recomendación y S/1,800 de inscripción por ceremonia de bienvenida.
Todos estos abonos iban a ser reembolsados al momento de la firma del contrato, pero cuando la víctima se acercó al hospital Edgardo Rebagliati para cerrar su contratación, se enteró de que todo era una farsa.
Según señala el coronel PNP Cruz, un aspecto en común en todas estas empresas falsas que se dedicaban a estafar a través de la captación de empleo era que todas las páginas que publicaban los anuncios tenían apenas unos meses de haberse creado.
“Si la página ha sido creada hace unos meses, eso es un indicativo de que estamos ante una estafa”, indica.