Talla de Cristo Crucificado,  muestra a un ser humano en  situación final de la vida. FOTO: NEILS OSCATEGUI
Talla de Cristo Crucificado, muestra a un ser humano en situación final de la vida. FOTO: NEILS OSCATEGUI

La Semana Santa en Ayacucho ha sido declarada Patrimonio Cultural de la Nación,  por su carácter litúrgico católico, popular y de sincretismo. La proclama, se sustenta en el profundo misticismo y devoción que encierra muchas historias detrás del ritual y performativo de las procesiones que conmemoran la pasión y muerte de Cristo.

Precisamente, este 2023, la festividad religiosa más importante del país y de Sudamérica,  cuyos orígenes se remiten a la época virreinal, tendrá un acontecimiento especial el Viernes Santo, cuando luego de 200 años volverá a las calles de Huamanga la procesión de Cristo Crucificado.

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Pero ¿qué tiene de especial esta procesión?. El padre Polinario Tanta Ramirez, Vice - Rector del Templo de la Compañía de Jesús explica: “El Cristo Crucificado, era una devoción de los jesuitas quienes realizaron esta procesión -durante el día- desde la Compañía de Jesús hacia la Catedral, donde se realiza el sermón de las 7 palabras.

Hace algunos años el padre Adolfo Domínguez junto a Polinario Tanta, realizó las investigaciones y a través de un trabajo de gabinete y bibliográfico concluyeron que esta formaba parte de las celebraciones de la Semana Santa, y por ello propuso su inclusión en las celebraciones de este 2023. Monseñor Salvador Piñeiro, al conocer la historia, dio su aprobación.

Este 7 de abril, Viernes Santo, la imagen de ‘Cristo Crucificado’ saldrá a las 10:30 de la mañana e ingresará a la Basílica Catedral de Ayacucho, para escuchar el Sermón de las Siete Palabras y las 3 de la tarde, regresará a la iglesia Compañía de Jesús.

ADMIRABLE TALLA ES UNA DE LAS MÁS ESQUISITAS DEL PERÚ

La talla de Cristo Crucificado que yace en el templo de la Compañía de Jesús en Ayacucho, es quizás una de las más exquisitas del país y data del decenio del año 1600.

“Cuando uno contempla la imagen lo hace con admiración, pues ve a un ser humano en situación final de la vida y con toda la anatomía y los músculos. Esta bien hecha para la época que se hizo”, describe el sacerdote.

La imagen es de escuela Sevillana y fue traída al Perú vía Callao, Lima y luego traída hacia la sierra sur para la evangelización. Pero una amenaza de incendio hizo que los jesuitas apostados en Ayacucho, en aquel entonces, solicitaran su traslado al templo de la Compañía de Jesús.

PROCESIÓN SERÁ CON HOMENAJE A LOS MUERTOS

Polinario Tanta, dice que este 2023 el Colegio Médico del Perú Consejo Regional XVI de Ayacucho, asumió la mayordomía, precisamente por representar al profesional que acompaña a su prójimo en convalecencia y situaciones difíciles de la vida, “Para ellos venerar a Cristo Crucificado es una forma de reflexionar y valorar su servicio hacia la persona” resaltar.

Además la particularidad de la procesión que saldrá este 7 de abril, durante el Viernes Santo permitirá a los ciudadanos llevar la imagen de un ser querido fallecido en el conflicto del armado, la pandemia, las recientes protestas o en cualquier circunstancia.

La Compañía de Jesús de los Jesuitas llegaron a Huamanga en 1604. Fueron expulsados del Perú (Latinoamérica y muchas partes del mundo) en 1767. Sus colegios, universidades, haciendas son repartidas y sus obras expropiadas. Sobre todo, la tradición y la cultura local que cultivaban, canceladas y olvidadas. Uno de ellos fue Mamacha Cocharcas y el Cristo Crucificado. Los jesuitas volvieron a Huamanga o Ayacucho en 1986, durante la violencia política.