A cinco años de desatada la pandemia del COVID-19, la pobreza en el país continúa en ascenso. Según el Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI), la tasa nacional pasó de poco más del 20% en 2019 a casi 28% en la actualidad, un incremento cercano a ocho puntos porcentuales.
En ese contexto, la organización internacional Mujeres en Empleo Informal: Globalizando y Organizando (WIEGO por sus siglas en inglés) realizó un estudio en diez distritos de Lima en el que confirma la magnitud del fenómeno laboral de la informalidad en el área urbana. De los 18 millones de peruanos mayores de 14 años que trabajan, 14.3 millones lo hacen en zonas urbanas.
No obstante, la radiografía laboral del país se vuelve más crítica al observar la calidad del empleo. En general, hay 13 millones de trabajadores informales pero en el universo urbano, son 10 millones, lo que equivale al 69%.
Autoempleados
En ese universo del 69% de informalidad, hay todo tipo de empleos. Algunos laboran incluso en empresas que están fuera del sistema, pero un gran grupo es el de aquellos que se generan su propio puesto de trabajo, es decir, están bajo la denominación de “autoempleo”. Se trata de alrededor de 4.4 millones de trabajadores independientes que operan en zonas urbanas, conformando el grupo más numeroso dentro del empleo informal.
Estos “autoempleados” se concentran principalmente en actividades comerciales y de servicios. Las estimaciones de la Encuesta Nacional de Hogares (ENAHO) 2024 señalan a rubros clave como los comerciantes de vía pública (1.2 millones), trabajadores de mercados (1 millón), trabajadoras del hogar (400 mil), taxistas (350 mil), entre otros.
El referido sector no escapa de la problemática criminal que agobia al país. Así, un 17% de los encuestados reportó ser víctima de extorsión o cobro de cupos. El 46% aseguró haber sido acosado o molestado por personal municipal cuando intentaban trabajar. Además, un 81% coincide en que sus ingresos no son suficientes para cubrir los gastos básicos del hogar.
Vulnerabilidad
Los comerciantes en vía pública, que constituyen el segmento más grande de autoempleo informal en el área urbana, se exponen a la contaminación, a desalojos, al acoso de las autoridades y la extorsión.
Al respecto, Gloria Solórzano, secretaria de la Federación de Comerciantes Autoempleados del Perú, refiere para el estudio de WIEGO que no existe voluntad política que les permita llegar a la formalización.
“Pedimos una mesa de diálogo (con las autoridades) para llegar a un acuerdo. Dejar la calle no es de la noche a la mañana, es a mediado o largo plazo (...). Falta una política pública que nos ayude”, expresó.
Campaña
Miguel Jaramillo, investigador principal del Grupo de Análisis para el Desarrollo (GRADE), sostuvo que los candidatos presidenciales de las Elecciones Generales 2026 deberían incluir, en sus planes de gobierno medidas que impulsen más y mejores empleos para los peruanos.
En ese sentido, sostuvo que los postulantes deben evitar “políticas populistas que no tienen ningún efecto”. El camino fructífero es “proveer formación, mejor información y un entorno donde las empresas estén dispuestas a contratar”, refiere.
“Necesitamos condiciones para que la inversión privada crezca. Así vamos a tener más empleo, vamos a tener menos gente que va a estar en el sector informal”, agregó Jaramillo.





