Ilustración: Bruno García
Ilustración: Bruno García

Desde que se le permitió participar en la elección de sus autoridades en 1956, la mujer peruana ha buscado abrirse paso en la escena política con la búsqueda de la igualdad de sus derechos y su aspiración a cargos públicos.

Sin embargo, pese al paso de los años y cambios en la ley, la presencia de mujeres en puestos de elección popular se muestran reducidos o con poco avance real.


A propósito de la conmemoración del Día Internacional de la Mujer, hoy, dos expertas en análisis político evalúan el alcance logrado por la mujer en procesos electorales y los factores que juegan en contra de impulsar su participación política en el país.

Liderazgo

En los comicios congresales de este año, se eligieron a 34 parlamentarias de un total de 130, dos menos de las que fueron electas en 2016.

Dicho resultado muestra una presencia femenina del 26% en el Congreso. Ello, pese a que, según la última encuesta del Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI), en el Perú existen 14 millones 931 mil mujeres, lo que representa el 50.8% del país.

En las elecciones regionales y municipales 2018 no se eligió a ninguna mujer como autoridad regional, tal como ocurrió en el 2006 y 2010. Solo en el 2014 salió electa Yamila Osorio, por Arequipa.

Para Adriana Urrutia, directora de la Escuela de Ciencia Política de la Universidad Antonio Ruiz de Montoya, el principal factor de la baja participación política de la mujer responde a un tema estructural: brechas sociales que esta enfrenta a lo largo de su vida. Ello, además del acoso político “al que se ven expuestas por su pares masculinos o los espacios en los que se encuentran”.

“Las mujeres tienen una carga laboral por el trabajo familiar no remunerado, un ingreso precario y tiene que sacar adelante a sus familias, claramente la vida política es la menos pensada”, señala.

“Si las mujeres son la mitad de la ciudadanía, por lo menos el 50% de las autoridades electas deberían ser mujeres. Pero en el gobierno subnacional no llegamos ni al 5%”, afirma.

Si bien la oportunidad de que las mujeres sean elegidas como alcaldesas parece ir en aumento, generalmente ocupan los últimos puestos de las listas que proponen los partidos.

Según la Asociación Civil Transparencia, en los comicios del 2020, el 85.9% de las cabezas de las listas de las agrupaciones políticas estuvieron a cargo de un hombre y solo un 14.1% de una mujer.

Medidas

Para fomentar la participación política de las mujeres, el Ejecutivo propuso -en la reforma electoral- un proyecto de ley para impulsar la paridad y alternancia en el conjunto de candidatos que presenten los partidos con miras al Congreso. Ello, al considerar que la Ley de Cuotas de 1997, si bien había cumplido su finalidad, ponía como tope el 30% de presencia femenina en las listas.

La norma, aprobada en agosto del 2019, dispone que para las elecciones del próximo año los partidos cuenten en su grupo de candidatos no menos del 40% de mujeres o de hombres, ubicados de forma intercalada. Y que este porcentaje se incremente al 45% en el 2026 y al 50%, en el 2031.

La politóloga y ex integrante de la Comisión de Alto Nivel para la Reforma Política, Milagros Campos Ramos, manifestó que la necesidad de que se impulse la participación política de la mujer como parte de una política pública del Gobierno con apoyo de los partidos. Si bien destacó que en el último proceso electoral existió una mayor oferta de candidatas a nivel nacional, hace falta que el electorado “se acostumbre a que estos cargos (de elección popular) sean tanto para mujeres como para hombres”.

A su vez, Urrutia sostuvo que frente a la exclusión de la mujer en la vida política, se debe responder con “una agenda multisectorial, multinivel y multiactor”, que no se aboque a un tema coyuntural, sino de fondo.