Poblado de Secocha, en el distrito camanejo de Mariano Nicolás Valcárcel, al tercer día de la avalancha de lodo y rocas que causó muertes y destrucción.
Poblado de Secocha, en el distrito camanejo de Mariano Nicolás Valcárcel, al tercer día de la avalancha de lodo y rocas que causó muertes y destrucción.

Secocha, el poblado minero informal de Camaná, Arequipa, arrasado el domingo por un gigantesco huaico, es solo la “punta del iceberg” de la decena de asentamientos humanos de la zona altoandina del distrito de Mariano Nicolás Valcárcel, que han sido destruidos por la fuerza de la Naturaleza.

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La ayuda humanitaria del Estado peruano comenzó a llegar al poblado de Secocha desde el martes 7 de febrero (dos días después del desastre), continuó ayer, miércoles.

No obstante, la ayuda aún demora en llegar a las poblaciones de las zonas altas del distrito de Mariano Nicolás Valcárcel y de la provincia de Camaná.

Son poblados remotos, de difícil acceso, como Posko, Infiernillo, San Martín, Pampa Blanca, Urasqui, Venado de Oro, San Francisco, Pampaylima, San Miguel, Miski,, entre otras.

La mayoría de estos asentamientos se ubican en la Quebrada Saca de Posco y son campamentos de minería de oro informal o ilegal. Sus producciones de oro son canalizados comercialmente por mafias hacia Bolivia, según informes policiales.

La ferocidad de las lluvias, impidió el descenso de los helicópteros de las FFAA con ayuda humanitaria.

La inexistencia de caminos o el deterioro de estos por los aguaceros y el granizo bloquean el arribo de vehículos con alimentos o medicinas.

El poblado más grande de esta zona es Secocha, una pequeña ciudad rural de unos 20 mil habitantes que, en su gran mayoría obtiene sus ingresos de la actividad minera informal e ilegal de oro. Se establecieron aquí gentes venidas desde diversas regiones hace 20 años cuando estalló una suerte de fiebre del oro con epicentro en la llamada Quebrada Saca de Posco.

Secocha se estableció precisamente -con toda informalidad- en la desembocadura de esta peligrosa quebrada.

Según autoridades de la región y Defensa Civil fallecieron aquí once personas identificadas. Otras cinco murieron en los poblados a los largo de la quebrada. Los informes oficiales señalan al menos 16 fallecidos identificados. Otras fuentes, cercanas a la población y personas provenientes de las zonas altoandinas, hablan de sepultados y desaparecidos: en total al menos 40 decesos.

Por lo demás, la población reacciona con temor y desconfianza ante las autoridades y la prensa, pues son conscientes de su actividad informal o ilegal. Suelen ser muy esquivos, como constatamos ayer en el lugar.

EN EL LUGAR

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Un equipo de este diario viajó por once horas desde Arequipa y arribó ayer a Secocha.

Gran parte de la población se enfoca en la actividad minera informal y también la pequeña agricultura o da servicios en modestos hoteles, restaurantes, tiendas de abarrotes, de ropa. Muchos emprendedores han perdido sus mercancías y locales.

Durante el recorrido constamos que el suelo que pisamos es, en realidad, el techo del segundo piso de decenas de viviendas, sepultadas bajo 4 metros de lodo y piedra.

“Todo ha quedado enterrado, lo que más cólera nos da es que la ayuda no llega, la presidenta Dina Boluarte solo sobrevuela en helicóptero y nada más”, se queja una moradora viendo los restos de su negocio.

Boluarte intentó el martes arribar a Secocha. Las lluvias impidieron el descenso del helicóptero EP. Se limitó a sobrevolar.

Ayer, cesó temporalmente la lluvia. Brilló el Sol. Recién los pobladores se animaron a bajar de las faldas de los cerros donde levantaron cobertizos por temor a nuevas avalanchas. El martes, un grupo de pobladores rodeó, hostil, el hotel donde se hospedaban periodistas de Latina y otro medio. Les conminaron a abandonar el poblado.

Correo constató que decenas de pobladores comenzaron a abandonar la zona. Son los que no tenían casa propia o negocio en el pueblo o vinieron a trabajar en la explotación de oro. Los residentes se abocaron a limpiar el desmonte, rescatar bienes y reparar o reconstruir.

El Gobierno Regional, el Gobierno Central y municipalidades enviaron un primer lote de 61 toneladas de ayuda que aún tarda en llegar a los asentamiento romotos de las alturas de Camaná.