La exministra de Desarrollo e Inclusión Social, investigadora principal del Instituto de Estudios Peruanos (IEP) y especialista en temas de pobreza, políticas sociales y desarrollo rural, Carolina Trivelli Ávila, analiza las cifras de inseguridad alimentaria en las que se encuentra el país y que no datan de una, sino de cuatro fuentes, que fueron minimizadas por el Ejecutivo, a través del ministro de Desarrollo Agrario, Ángel Manero Campos.
¿Qué tan grave es la inseguridad alimentaria en el país?
Los estimados de muchas fuentes revelan que es gravísima. Es cierto que probablemente ahora esté dejando de empeorar porque la inflación está controlada, porque hay algo de reactivación, pero hasta finales del año pasado, y en el primer trimestre de este año, está en una situación muy grave y no es una sola fuente la que lo dice. Tenemos la evaluación que hace Naciones Unidas en este informe de la FAO. En ese informe hay que destacar que en todo el mundo la inseguridad alimentaria empeoró, pero América Latina y el Caribe tienen tres años de mejora consecutiva en seguridad alimentaria. No obstante, en el Perú sigue subiendo. El Programa Mundial de Alimentos, de UNICEF, dice que estamos mal y que estamos empeorando a pesar que la región está mejorando. El informe del Midis, que no sé por qué no se difunde, dice lo mismo. Cuando miras la Encuesta Nacional de Hogares (ENAHO) está la medida del déficit calórico, que también ha crecido mucho, y la cuarta fuente es una encuesta de opinión estandarizada, que usamos desde el año 2012 en el Perú. Se pregunta si en los últimos tres meses, por falta de dinero, en su hogar se quedaron sin alimentos. En la última medición que tenemos, que es de diciembre de 2023, el 38% de los hogares dijo que alguna vez se habían quedado sin alimentos en los últimos tres meses por falta de dinero. Entonces, no hay cómo negar que hay un problema de seguridad alimentaria y que hay familias que se saltan comidas, que han tenido que reducir la porción, que se han pasado más de un día sin comer.
Entonces, con toda esta data, que el ministro Ángel Manero salga a decir que no hay hambre...
Es una vergüenza, es desconocimiento y es una indolencia decirle a las familias peruanas, que están enfrentando la falta de alimentos, que en el Perú todos comemos bien. Él dice que en todos los pueblos del Perú se come muy bien. Bueno, la inseguridad alimentaria en el mundo rural es más severa. En el mundo rural hay 16% de personas en situación de pobreza extrema. ¿Qué quiere decir esto? Que son personas que si usan todo lo que tienen a su disposición, lo que producen, lo que les donan, lo que les da los programas sociales, lo que le regala su vecino, lo que consiguen con el dinero de su trabajo. Si usan todo, todo lo que tienen, solo para comprar comida, no logran cubrir la canasta básica alimentaria. O sea, por definición, pasan hambre el 16% de las zonas rurales.
¿Y en las ciudades?
En las ciudades es como 3.5%, pero igual es mucho. Ha subido mucho porque prácticamente ya había desaparecido la pobreza extrema en el mundo urbano y ha crecido mucho, en particular en Lima.
¿Esto también tiene que ver con el informe del INEI sobre pobreza monetaria que trataron de esconder?
No se puede esconder un informe que está protegido por una comisión independiente, esa data ya existía. No lo iban a poder esconder, pero intentaron esa torpeza política. Pero claro, (el hambre) es porque ha subido la pobreza y hay dos problemas con los datos de pobreza de 2023: hay más personas en situación de pobreza, pero lo más alarmante es que quienes ya estaban en situación de pobreza, ahora son más pobres que antes, están más lejos de superar la condición de pobreza. Sus condiciones han empeorado y por eso, por ejemplo, ha subido la pobreza extrema y las características de las personas en situación de pobreza han cambiado. Ahora, precisamente, están fuertemente asociadas a un problema de hambre e inseguridad alimentaria.
Usted alertó sobre esto en 2021...
Ahí comenzábamos a tratar de poner este tema en la discusión y la cosa solo ha empeorado. Estamos 2024 y todavía no hay ningún programa para atender la emergencia de inseguridad alimentaria en el Perú. Entonces, el ministro puede declarar esa tontería porque parece que en el Gobierno nadie se da cuenta que la gente tiene hambre.
Es indolencia de todo el Gobierno, entonces...
Es de terror y es imperdonable. En las familias en inseguridad alimentaria, hay sobrerrepresentación de niños. O sea, la cantidad de niños que están en inseguridad alimentaria es mayor que la de adultos porque los hogares que tienen mayor pobreza tienden a ser hogares más grandes, con más niños.
Con el antecedente del ministro Quero y de la ministra Hernández que justificaron las violaciones a niñas awajún, ¿espera usted alguna reacción del Gobierno?
Ninguna. El ministro se ha ido de licencia. Se va de viaje. O sea, puede decir cualquier cosa. Y por último, que el ministro tenga declaraciones desafortunadas, desinformadas, indolentes es un dato menor. El problema central es que el sector público no se hace cargo del principal problema que está afectando las condiciones de vida de la población más vulnerable del Perú. Eso es lo inaceptable.
¿Usted espera alguna reacción desde el Congreso?
Ninguna. En el Congreso ni siquiera se han dado por enterado que tenemos un problema de hambre. ¿Hay acaso alguna comisión, algún llamado al ministro del Midis o de Agricultura para que hablen sobre las medidas a tomar frente al problema del hambre?
¿El Midis debe entrar a tallar en esta situación?
El Midis está en piloto automático, y el problema con él es que si bien los programas funcionan más o menos bien, está respondiendo a la situación de pobreza y vulnerabilidad de la población igual como respondió en 2018 y 2014, pero ahí la pobreza era distinta. Estamos tratándola igual, pero es otra. Entonces, por supuesto, no es muy efectiva la ayuda, no es suficientemente efectiva (...) Hay que reconocer que en el tremendo deterioro del aparato público, de la gestión pública, el Midis ha empeorado menos que el resto y hay cosas que se mantienen. Hay algunos equipos que incluso han hecho un par de cosas interesantes el año pasado. Sin embargo, el problema es que siguen haciendo lo mismo, como si la realidad fuera la misma de hace diez años y no lo es.
Entonces ¿no hay solución viable desde el Ejecutivo?
No y la solución para este problema de pobreza y de hambre requiere una estrategia articulada de mediano plazo. Esto no se va a resolver en dos años ni con un crecimiento alto. Esto requiere que los próximos cinco años, como país, nos comprometamos a tener una estrategia de soporte, de inclusión económica, de desarrollo de la agricultura familiar. Todo eso junto tiene que ser una estrategia concertada y, en particular, frente al tema hambre. El problema es que la alimentación no es responsabilidad de nadie en el aparato público. Un pedacito lo ve Salud porque son problemas de salud pública, otro lo ve el Midis por la pobreza, otro lo ve Desarrollo Agrario por la producción de alimentos y la agricultura familiar, pero nadie es responsable. Si queremos saber cuál es el nivel de inseguridad alimentaria, ¿a quién le preguntamos?
¿Por eso el ministro Manero está respondiendo, porque no hay nadie más?
Pero para que responda eso mejor que se quede callado. Lo que dijo es una indolencia. Y lo peor es que estamos dejando la responsabilidad de enfrentar la crisis alimentaria a las personas que están sufriendo la crisis alimentaria, a las señoras en las ollas comunes, a las familias en situación de pobreza y vulnerabilidad, o sea, quienes tienen menos herramientas para enfrentar una situación así de difícil. A ellas les estamos diciendo ‘ustedes se hacen cargo, vean, qué hacen y bailen con su pañuelo’.