El gobernador regional de Ayacucho, Wilfredo Oscorima Núñez, tuvo que escapar de la ciudad de Huanta, a bordo de un helicóptero del Ejército, tras ser atacado por una turba en el estadio municipal de dicha ciudad.
La embestida contra Oscorima Núñez se dio luego de que firmara una serie de compromisos con diversas organizaciones sociales de base y regantes de Razuhuillca, de la cuenca del Cachi y representantes de Huamanguilla, Iguaín, Luricocha, Santillana y Chaca para poner fin a la huelga antiminera indefinida que acatan hace cinco días.
En estos acuerdos, el gobernador regional se comprometía, entre otros puntos, a que el 22 de agosto se iba a retirar definitivamente a todos los mineros ilegales que ocupan dichas cuencas y que, según los huantinos, contaminan las fuentes de agua que los abastecen.
La agresión.
De acuerdo con Canal N, desde su llegada a Huanta, Oscorima Núñez fue recibido por grupos que rechazaban su presencia porque consideran que el “wayki presidencial” no cumplió sus promesas de poner fin a la minería ilegal en la cuenca del Razuhuillca.
La situación escaló peligrosamente cuando Oscorima tomó la palabra para dirigirse a, de acuerdo con un estimado de Estación Wari, las cerca de 15 mil personas que protestaban en el Estadio Municipal de Huanta.
Allí, en medio de abucheos y gritos de “relojero”, “traidor”, “corrupto” y “mentiroso”, Oscorima trató de defender lo que su gestión viene haciendo para combatir la minería ilegal y sostuvo que no es su culpa, sino del Poder Ejecutivo, que esas empresas operen en la zona.
“Ha sido el Ministerio de Energía y Minas (...) quien ha dado permiso a que exploren estos mineros informales”, aseveró.
Luego, enfiló contra el Congreso y la ampliación del Registro Integral de Formalización Minera (Reinfo).
“Estos mineros informales o las concesiones están protegidas por el Congreso. Por ello aquí, nuevamente, denuncio categóricamente a los congresistas de Ayacucho (...) esos son los traidores al pueblo que han dado más oportunidades a estos mineros informales para seguir donde están”, acotó.
Cuando se dio lectura al documento firmado por Oscorima, la multitud empezó a arrojarle objetos de todo tipo por lo que tuvo que ser evacuado bajo un fuerte resguardo de efectivos de la Policía, que tuvo que disparar bombas lacrimógenas para dispersar a los protestantes.
Los enfrentamientos siguieron fuera del estadio y, por ello, los agentes trasladaron al gobernador regional de Ayacucho hasta el cuartel Castro Pampa, desde donde abordó un helicóptero que lo llevó de regreso a Huamanga con el fin de ponerse a buen recaudo.