Ollanta Humala busca ocupar nuevamente el sillón presidencial en el 2021, apoyándose en el desempeño de su Gobierno, el cual generó, además de opiniones a favor y en contra, investigaciones en la Fiscalía.
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En entrevista con Correo, responde sobre las tesis del Ministerio Público en su contra, su postura frente al cambio de Constitución y sus propuestas para un eventual nuevo periodo como mandatario.
Su candidatura carga pasivos relacionados a sus investigaciones en la Fiscalía por las campañas de 2006 y 2011. Ciñéndome a la primera, ¿cómo el partido financió esta campaña, siendo el caso que la Fiscalía concluyó que se hizo con dinero financiado por Hugo Chávez?
Nosotros presentamos un informe, en realidad UPP, que fue el partido que afrontó la campaña electoral. Ellos presentaron un informe a la ONPE en esa época, en la cual está la lista de aportantes. Jamás hemos recibido un aporte de carácter ilícito como señala la Fiscalía. Puede haber algunos aportantes que puedan tener objeciones con sus aportes, pero eso está dentro de la norma de ley de partidos como infracciones administrativas y son totalmente subsanables.
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Usted señala que no recibió dinero de Hugo Chávez...
No, por supuesto. Eso no es cierto.
Esa es la conclusión que ha tenido la Fiscalía en la investigación por su caso...
Así es, pero no es cierto.
¿Qué piensa ahora del chavismo?
Primero, habría que entender qué es lo que usted entiende como chavismo para yo responderle si estoy de acuerdo o no con lo que usted piensa.
El régimen instaurado por Hugo Chávez y que se prolongó, en cierto aspecto, con Nicolás Maduro...
Yo creo que es un régimen que se ha caracterizado por la política social, por luchar contra la desigualdad, por la solidaridad continental. Lamentablemente, era un régimen que se sujetaba fundamentalmente a los altos precios de los barriles de petróleo, por tanto, cuando este cayó estrepitosamente, por externalidades ajenas a la voluntad del presidente Chávez, el modelo ha sido golpeado fuertemente. Y se ha mostrado la debilidad de la economía venezolana, la inexistente diversificación productiva. Ha sido un país fundamentalmente petrolero, cosa que es distinta a nuestra realidad porque somos un país con una base ancha de diversificación productiva.
La Fiscalía señaló que parte del dinero de la campaña de 2011 provino de la “Caja 2” de Odebrecht, ¿puede decir que ese dinero es lícito?
No, eso no dice la acusación. Lo que señala es que habríamos recibido un aporte a la campaña del presidente (Luiz Inácio ) Lula y del Partido de los Trabajadores y que, en todo caso, la empresa Odebrecht habría sido el “delivery”. Hemos presentado nuestros informes de aportaciones que hemos recibido en el partido y estamos enfrentando el proceso judicial. No nos hemos escapado del país. Ya tenemos más de seis años de investigación y hasta el momento creo que lo están llevando bien los abogados.
La Fiscalía también tiene otro expediente relacionado al caso Gasoducto y, dado el avance de las investigaciones, la percepción ciudadana le atribuye a usted que haya cometido actos ilícitos, ¿cómo evalúa esto como parte del antivoto que se genera en su nueva candidatura?
La empresa Odebrecht no ha reconocido ningún delito y menos con funcionarios públicos en el tema del Gasoducto Sur Peruano (GSP). En todo caso, si fuera lo contrario, debiera incluirse el GSP en el acuerdo de colaboración de la Fiscalía. En cuanto al antivoto, creo que siempre ha habido este problema. Ninguna de nuestras campañas ha sido sin este factor y esto implica que debemos trabajar más, llegar más a la población, informarles de todos los logros que hemos hecho.
Ante su delicada situación jurídica, ¿no teme volver a prisión?
Yo creo que ahora deberíamos enfocarnos en la campaña electoral con lo que necesita el pueblo peruano, y no (en) temas personales. Lo que necesita el pueblo peruano es recuperar el empleo, la vacuna, la reactivación económica y nosotros tenemos una gestión de gobierno exitosa, que puede compararla con otros gobiernos y hemos logrado políticas sociales, obras de infraestructura que hoy están paralizadas y reformas como la educativa, salud y servicio civil (...). Hay que tener en cuenta que, a partir del 28 de julio, la próxima gestión debe ser consciente que gobernará un país con COVID-19 y sin vacunas y con una recesión económica, con un presupuesto que está parchado con S/30 mil millones, con una caída en las tributaciones de más del 30% y con un proceso de decrecimiento o recesión que bordea el 10%. Acá hay dos temas: Necesitamos un gobierno que tenga experiencia en gestión exitosa y que haya sido gobernante. Esos dos componentes los tenemos nosotros.
No respondió lo anterior, por eso reformulo: ¿Con la presidencia no buscaría obtener algún tipo de inmunidad?
Yo le estoy respondiendo todo, lo que pasa es que como no me hace preguntas políticas, yo le pongo el tema político en bandeja. Si usted lo toma o no lo toma, es su problema. En el tema concreto que está formulando, para nada. Una cosa no va con la otra. Eso va por cuerdas separadas. Nosotros enfrentamos todas las investigaciones como siempre lo hemos hecho. La prueba es que estamos más de seis años enfrentando esto, pero somos políticos. En todo caso, el tema jurídico lo ven mis abogados y yo veo los temas políticos, sobre todo ahora que estamos en campaña electoral.
Para centrarnos en el manejo político, la impresión que se tuvo durante el manejo de su gestión es que a su esposa Nadine Heredia se le atribuyó un papel protagónico, ¿qué garantiza que no se repetirá esta situación?
El que está candidateando soy yo como la vez pasada también. El que siempre ha tomado las decisiones ha sido el presidente de la República. Aquí debemos distinguir el objetivo de lo que puede ser un chisme, de las puyas propias de nuestros adversarios políticos. Pero siempre he gobernado yo.
Las agendas de la señora Nadine, que posteriormente ella reconoció como propias, ¿no complicó su situación legal?
No, para nada.
En el caso del ‘Club de la Construcción’, ¿qué tiene que decir?
Todo lo que es el tema jurídico lo está viendo mi abogado, y yo me estoy dedicando a la política. Pero creo que habría que abordar estos temas de los carteles empresariales que vienen de la época de (Alberto) Fujimori y nosotros los hemos combatido. Este famoso Club de la Construcción concluyó con la salida del ministro (Carlos) Paredes.
Tuvimos las campañas de 2006 y 2011, las propuestas de la Hoja de Ruta y luego la Gran Transformación, el polo rojo y el polo blanco, ¿con qué gobernará ahora?
Hoy hay un candidato a presidente a la República que plantea una propuesta de gobierno con ideas más maduras, que a la teoría se le suma la práctica, cosa que no he encontrado en otros candidatos, porque ninguno tiene experiencia de gobierno.
Sobre un cambio de Constitución, ¿cuál es su opinión?
Creo que es una bandera primigenia del nacionalismo desde que hemos nacido. Hemos propuesto el cambio constitucional, pero ni en 2006 ni en 2011 pudo ser posible porque hubo una gran mayoría en el país que lo descartaba, generaba mucha incertidumbre, eran momentos en los que había una estabilidad económica y empleo. Había un fortalecimiento de la clase media y, por tanto, hablar de un cambio constitucional en esas circunstancias sonaba un poco a incertidumbre y la gente no estaba para incertidumbres. Lo bueno es que hoy día con la crisis sanitaria, política, económica y la crisis institucional que vive el país, la pandemia, podemos ver que muchos analistas de encuestas señalan que hay casi un 50% de la población que apoyaría un cambio de Constitución. Eso me alegra porque al final se va reivindicando una tesis nacionalista. Obviamente lo que haríamos nosotros de llegar al Gobierno sería plantear un referéndum sobre dos preguntas.
¿Cuáles?
Si quieren o no quieren un cambio constitucional y si ese cambio constitucional lo debe hacer el Congreso que sea electo u otro cuerpo legislativo: una Asamblea Constituyente. Y, de acuerdo a lo que la población elija, se hará o no el cambio constitucional, a través de un Congreso, o una Asamblea Constituyente. Se hará una consulta directa, plebiscitaria, a todos los peruanos.
¿Tiene aspectos puntuales sobre el cambio de Constitución o es un plan más general?
Cuando uno habla de un cambio de Constitución no puedes ponerle a uno un parámetro, es lo que soberanamente una asamblea o un cuerpo constituyente aborde. Probablemente, en los temas económicos haya un consenso en que necesitamos una economía abierta, como es en todo el mundo. Son muy pocas las excepciones donde hay economías cerradas. Lo que se podrá discutir es el mercado, sobre todo, al haber descubierto que muchos agentes de mercado -empresas- han tenido prácticas corruptas, clientelistas, etc. En nuestra opinión todas esa empresas, brasileñas, etc, que han estado metidas en actos de corrupción, no merecen perdón y deben ser expulsadas del país. En cuanto a la política, hemos visto que las reformas en política han sido malas, han sido una pérdida de tiempo porque efectivamente este Congreso entra con ciertos intereses de grupos económicos. Ni siquiera han podido retirar la inmunidad parlamentaria. En una nueva Constitución, tendrá que prevalecer el Estado de derecho y enfrentar a los grandes grupos económicos, como lo son las universidades privadas que gracias a la ley fujimorista de la universidad-empresa son ahora grupos de poder económicos de universidades que generan partidos políticos con la única intención de defender sus intereses y burlarse del Estado. También tendremos que ver nosotros el rol del Estado: subsidiario y social.
¿Cómo evalúa el desempeño de Martín Vizcarra y actualmente el del presidente Francisco Sagasti frente a la pandemia?
Si hacemos un análisis de cómo se ha llevado la pandemia en adelante, es un desastre. Es lamentable que el gobierno de Vizcarra haya consumido el ahorro nacional que les dimos. Nosotros nos relevamos con el gobierno de (Pedro Pablo) Kuczynski con más de 9 500 millones de dólares en ahorro nacional en el Fondo de Estabilización Fiscal (...). Es evidente que esto es un fracaso y al error del presidente Vizcarra le ha seguido el error del presidente Sagasti por no haber hecho un corte de la administración Vizcarra y de no habernos dicho cómo encontró las cosas. Entonces, en los hechos, lo de Sagasti es un continuismo de Vizcarra. Muy lamentable. Ahora lo que tendríamos que hacer son varios temas. Uno es aprovechar las relaciones que construimos a nivel internacional con China y con Rusia. Eso serviría para la cobertura de las vacunas y no pagar sobreprecios para las vacunas. En segundo lugar, debemos recuperar el primer nivel de la salud primaria que son los centros médicos, postas médicas y los centros estratégicos que creamos nosotros. En tercer lugar, debemos fortalecer el recurso humano.
De ser elegido presidente, ¿ha pensado quién formará parte de las carteras de Economía y Salud?
Nosotros hemos sido gobierno y conocemos a las personas que tenemos que convocar en el momento que haya que convocar.
Respecto al déficit fiscal que afrontamos en este momento, ¿cómo planea manejarlo?
Acá ha habido una tragedia. Después de la guerra con Chile no recuerdo una situación de crisis como aquella. No hay precedente para esta crisis. Nosotros dejamos un promedio de casi 2.5% aproximadamente de déficit fiscal y dejamos una línea de convergencia para que en este quinquenio se llegue a un equilibrio fiscal. Lamentablemente las malas decisiones de materia económica y macroeconómica de esta gestión de gobierno de 5 años llevaron a abrir el déficit fiscal al 6 u 8% lo cual no se podrá cerrar en el corto plazo y tampoco en el mediano plazo, pero sí podemos fortalecer las líneas productivas sobre las cuales vamos a ir nivelando ordenadamente la situación o el equilibrio fiscal del país. ¿Qué es lo que tenemos que hacer? Es recuperar el empleo. Para eso tenemos que tener líneas estratégicas. Hoy día con la primera ola de desempleos y la segunda ola de desempleos que va a venir por esta cuarentena ya no solo va a ver esa desconexión entre la oferta y la demanda, sino estamos hablando de que se va a desconectar de lo que están demandando las empresas con lo que están produciendo las universidades. Por otro lado, tenemos que mapear todos los proyectos que hoy en día están paralizados por equis razones. (...) Hay una serie de obras a nivel nacional que no las terminan porque desde que entran a la burocracia se mueren de miedo de firmar y darle continuidad porque son de salida. Ese es el otro problema que tenemos, que un gobierno de salida es un gobierno débil y no va a cambiar las cosas y, por lo tanto, es importante elegir bien para que un gobierno nuevo con un horizonte de cinco años podamos reactivar el empleo, la economía y acelerar un equilibrio fiscal a medio y largo plazo.
¿Cómo respondió su gobierno a los problemas del sector salud que salieron nuevamente a la luz durante la pandemia, como la falta de equipos, el régimen de los médicos, etc.?
Efectivamente, cuando llegamos al gobierno vimos que la salud había sido terriblemente abandonada. El gobierno que se asignaba a Salud en el gobierno aprista era del 2.2% del Producto Bruto Interno. Nosotros elevamos un punto porcentual más, es decir, en términos prácticos aumentamos el presupuesto de salud, que nos permitió financiar una reforma en salud y nos permitió aumentar en recurso humano la contratación de personal médico, de elevar los salarios médico en promedio un 65% particularmente a los del interior del país que eran los más afectados económicamente. En tercer lugar, atacamos el tema del déficit de médicos, no con tantos médicos sino especialistas. Había una falta de especialistas a nivel nacional. (...) Trabajamos la interoperatividad entre el tarifario de EsSalud y el Minsa; homologamos los tarifarios para que los pacientes no se perjudiquen. Hiy es se ha abandonado. En recurso material, hemos modernizado entre hospitales, centros hospitalarios y completamos la red hospitalaria en salud, y creamos los centros médicos estratégicos.
¿Cómo mejorar la capacidad de gestión y la articulación con las autoridades regionales y locales?
El problema que tenemos acá es que este es un gobierno débil y que no tiene ideas claras propio de la inexperiencia. Han llegado de manera accidental. Lo que tenemos que hacer, en principio, es un presidente que establezca, que haga un llamamiento a la población, movilice los recursos materiales y los recursos humanos (...) El presidente no puede gobernar al país desde Palacio, eso ya es un axioma. Debe viajar y resolver in situ los problemas de cada lugar. Da la impresión que el Gobierno está escondido y no quiere salir porque si sale le van a reclamar todo, más aún cuando ha dictado una cuarentena. Entonces, lo que tiene que hacer el Gobierno inmediatamente es viajar y establecer estos consejos de ministros descentralizados; y establecer los problemas regionales y macroregionales, y dar directivas claras a la burocracia para que los resuelva. Para lo cual tendrá que convencer a la burocracia a que firme los documentos, porque si el presidente hoy no es capaz de que lo obedezcan, entonces la verdad es que estamos en una situación mucho más grave de lo que estamos comentando.
Comentario final muy puntual.
Yo ya he sido presidente de la República. No es un tema personal ni frívolo el que me llama nuevamente a participar de esta contienda electoral, es una contienda electoral sui generis. Como lo ha denotado en sus preguntas, hay muchas opiniones a favor y en contra de mi gobierno. Cuando uno toma decisiones hay gente a favor y en contra, pero les pediría a cada uno de que comparen mi gestión de Gobierno con las gestiones de (Alan) García, (Alejandro) Toledo, Kuczynski, Vizcarra y compañía, y vean quién ha hecho más por el Perú.
Ollanta Humala Tasso
Militar retirado. Fue presidente del Perú del 2011 al 2016. Es un oficial egresado de la Escuela Militar de Chorrillos. En 2001 concluyó una maestría en el Centro de Altos Estudios Nacionales sobre Defensa Nacional y en 2002 terminó otra maestría en Ciencias Políticas en la PUCP.