​Senado de Brasil abre proceso de destitución a Dilma Rousseff
​Senado de Brasil abre proceso de destitución a Dilma Rousseff

Brasil amaneció ayer bajo un manto de incertidumbre política que puso al país en el centro de la atención mundial. En medio de la crisis de corrupción que azota todos los niveles del Gobierno, el Senado brasileño aprobó abrir un proceso de “impeachment” o destitución contra la presidenta .

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La mandataria será sometida a un juicio político de 180 días en el que se determinará si cometió crimen contra la República al maquillar las cuentas públicas de 2014 y 2015 con el atraso de préstamos a bancos públicos.

La decisión fue tomada con 55 votos a favor y 22 en contra durante una maratónica sesión plenaria de 21 horas ininterrumpidas que terminó la madrugada del último jueves con la suspensión temporal de la representante del Partido de los Trabajadores (PT).

En tanto duren las pesquisas, el vicepresidente Michel Temer, del Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB), asumirá el mando de una nación que deberá conformarse con un nuevo jefe de Estado, cuyo nombre está vinculado al caso “Lava Jato”.

SE APARTA. Tras recibir la notificación que la aleja del poder percibiendo la mitad de su sueldo y con el derecho de mantener la residencia presidencial del Palacio de la Alborada, Dilma Rousseff realizó una conferencia de prensa en el Palacio de Planalto, casa de Gobierno de Brasilia, donde aseguró que su “Gobierno ha sido objeto de un intenso sabotaje”.

Rodeada de sus ministros y asesores, la jefa de Estado negó las imputaciones denunciando que está siendo víctima de un “golpe de Estado” que no pone en juego su mandato, sino “el respeto a las urnas”.

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“Quiero decirles a ustedes y a todos los brasileños, que fui electa por 54 millones de ciudadanos”, empezó su discurso ante la prensa, para continuar diciendo que “lo que está en juego no es mi mandato, es el respeto a las urnas, a la voluntad de los brasileños y a las conquistas de los últimos 13 años”.

En su defensa, Dilma Rousseff agregó que “nunca un mandato presidencial puede ser interrumpido por actos que no son ilegales”.

En su afán de denunciar una conspiración de la oposición, subrayó que “el golpe” no solo busca destituirla, sino que “amenaza con llevarse por delante la democracia”. Antes de abandonar la sede del Ejecutivo y flanqueada por el expresidente Lula da Silva, Rousseff recordó también su pasado como guerrillera al señalar que “el destino siempre me reservó muchos desafíos. Algunos parecían infranqueables. Pero conseguí vencerlos”.

“Nunca pensé que tendría que luchar de nuevo contra un golpe de Estado en nuestro país”, concluyó Dilma Rousseff.

A su salida del Palacio de Planalto, volvió a pronunciarse a los cientos de brasileños simpatizantes que la esperaban en el exterior. Allí, la presidenta brasileña se exculpó asegurando “puedo haber cometido errores, pero no delitos”.

“Soy la primera mujer presidenta de Brasil. He honrado los votos que las mujeres me dieron. Nosotras, las mujeres, tenemos algo en común: somos dignas”, sostuvo mientras la multitud le respondía a gritos: “en mi país tengo fe porque es gobernado por una mujer”.

EN FUNCIONES. Más tarde, el presidente interino, Michel Temer, juramentó a sus 22 nuevos ministros, pues el gabinete de Rousseff quedó sin efecto.

Los nombres de los funcionarios causaron polémica, porque además de la ausencia de mujeres y negros en su equipo, hay una serie de políticos vinculados a escándalos de abuso de autoridad y recorte de licencias ambientales.

Temer dio su palabra de que no se presentará en las elecciones de 2018 y aseguró que se centrará en reformas económicas y políticas.

En la toma de mando, recalcó que no recortará los programas sociales e invocó a “tener confianza en la democracia brasileña”.

Asimismo, refirió que adoptará políticas para la estimulación de la economía y para atraer inversiones con el objetivo de combatir la elevada inflación y el creciente desempleo.

Sin embargo, este discurso se ve ensombrecido por los casos de corrupción más grande de la región: “Lava Jato” y Petrobras.

El mes pasado, el diario Folha de Sao Paulo reveló que dos delatores de Petrobras nombraron a Temer como el “padrino” de directores que operaban bajo el esquema de desvío de fondos.

A esto se suma el hallazgo que los federales que indagan “Lava Jato” encontraron en un celular de un funcionario de OAS en el que se cita un pago de 5 millones de dólares a su favor.

Pese a las acusaciones, el reemplazo temporal de Dilma negó ayer estar involucrado y aseguró que hará la mejor gestión.

Expertos afirman que, de ser destituida Dilma Rousseff en octubre próximo, sería muy difícil que su sucesor sea investido como Presidente de la República por su baja popularidad.

La salida más probable, afirman, es que se tendría que convocar a nuevas elecciones.

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