Dormir bien, decir “no” a lo que nos desgasta y reconectar con uno mismo son pilares del bienestar, según la especialista.
Dormir bien, decir “no” a lo que nos desgasta y reconectar con uno mismo son pilares del bienestar, según la especialista.

En medio de un ritmo de vida acelerado, responsabilidades laborales, académicas y familiares, muchas personas olvidan una práctica clave para mantener la salud: el autocuidado. Lejos de ser un lujo, dedicarse tiempo a uno mismo es una herramienta fundamental para preservar el bienestar físico, emocional y mental.

Así lo afirma Regina Castañeda, docente de Psicología de la Universidad Tecnológica del Perú (UTP), quien destaca que el autocuidado no es egoísmo, sino una necesidad vital. “Destinar momentos para el relajo y la reflexión permite conocerse mejor, detectar señales de alerta y atender nuestras necesidades no resueltas”, explica.

Castañeda señala que síntomas como la alteración del sueño, la pérdida de apetito, la desmotivación o el estrés constante pueden ser señales de que es momento de reorganizar prioridades y considerar incluso un acompañamiento psicoterapéutico.

“El descanso no solo impacta en el estado de ánimo, también mejora la productividad, estimula la creatividad y fortalece el sistema inmunológico”, remarca.

Sin embargo, muchas personas postergan su bienestar por cargas externas. “Es común que el tiempo que se podría dedicar al autocuidado se vea absorbido por pendientes o demandas familiares”, añade la psicóloga.

Estrategias de autocuidado para aplicar a diario

La docente de la UTP comparte algunas recomendaciones prácticas para reconectar con uno mismo y preservar la salud mental y emocional:

  • Priorizar el descanso: Dormir las horas necesarias y mantener una rutina de sueño reparador.
  • Realizar actividades placenteras: Leer, caminar, dibujar o simplemente desconectarse del trabajo por unos minutos.
  • Escuchar las propias necesidades: Preguntarse qué da bienestar y qué desgasta. Ajustar en función a ello.
  • Poner límites: Aprender a decir “no” a actividades que no son prioritarias o que elevan el estrés innecesariamente.
  • Cuidar el cuerpo: Mantener una alimentación saludable y realizar ejercicio moderado con regularidad.
  • Fomentar la conexión social: Pasar tiempo con seres queridos sin verlo como una obligación, sino como una oportunidad para fortalecer vínculos.

El autocuidado no es ocasional, es constante

Castañeda insiste en que el autocuidado debe convertirse en una práctica continua. Integrar pequeñas acciones de bienestar en la rutina diaria puede marcar una gran diferencia en la calidad de vida. “No se trata solo de sobrevivir, sino de construir una existencia significativa, en la que nos sintamos satisfechos con quienes somos y cómo vivimos”, afirma.

En tiempos donde el agotamiento emocional se ha normalizado, priorizarse se vuelve un acto de salud y resistencia.

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