La postura de los niños en edad escolar es un aspecto crucial para su salud física y bienestar integral. Mochilas sobrecargadas, sillas inadecuadas y escritorios mal adaptados pueden generar problemas de espalda, cuello y hombros que podrían afectar su desarrollo a largo plazo, además de impactar negativamente en su rendimiento académico.
“El cuerpo de un niño aún está en construcción y necesita buena arquitectura”, explica Violeta Suclupe, docente de fisioterapia y rehabilitación del Instituto Carrión, quien advierte que una mala postura no solo causa molestias físicas, sino también afecta la concentración y el estado de ánimo.
Mochila escolar: el primer factor a considerar
Según la especialista, el peso de la mochila no debe superar el 10 % al 15 % del peso corporal del niño. Por ejemplo, un estudiante de 30 kilos no debería cargar más de 4,5 kilos. Las mochilas ideales deben tener:
- Dos correas anchas, acolchadas y ajustables
- Compartimentos para distribuir bien el peso
- Objetos más pesados ubicados cerca de la espalda
Además, se recomienda revisar diariamente el contenido para evitar que lleven materiales innecesarios.
Escritorio y silla: ergonomía en casa y el aula
Para asegurar una buena postura al estudiar, la silla debe permitir que la espalda esté bien apoyada y los pies reposen completamente en el suelo o en un apoyapiés, formando un ángulo de 90° en las rodillas. Asimismo, el escritorio debe estar a la altura de los codos, que también deben formar un ángulo recto cuando el niño escribe o usa el teclado.
“Las piernas no deben colgar ni estar comprimidas. Una mala circulación en esa zona puede generar fatiga y distracciones”, precisa Suclupe.
Uso de computadoras y pantallas
La pantalla debe colocarse a la altura de los ojos para evitar inclinaciones prolongadas del cuello. Las muñecas deben mantenerse alineadas con los antebrazos, evitando posturas forzadas hacia arriba o abajo al usar el teclado o el mouse.
Postura y bienestar emocional
Una postura adecuada mejora la atención, la escritura e incluso el estado de ánimo. Por ello, Suclupe enfatiza que tanto padres como docentes deben crear entornos ergonómicos que promuevan no solo el aprendizaje, sino también el desarrollo físico saludable de los escolares.