La capacidad de expresarse es primordial, por ello una adecuada y oportuna terapia de la comunicación puede ayudar a nuestros hijos a lograr una mayor capacidad para usar y comprender el lenguaje.
La intervención temprana es fundamental para obtener buenos resultados y revertir algunas alteraciones, los niños que reciben terapia del lenguaje de forma temprana, antes de los 3 años de edad, tienden a tener mejores resultados que aquellos que la comienzan más tarde; pero esto no significa que los niños mayores no se beneficien de la terapia, sino que lo harán probablemente a un ritmo más lento, debido a que ya han aprendido patrones erróneos o distorsionados que se deben cambiar y esto tomara su tiempo.
No detectar precozmente la dificultad de lenguaje en un niño, puede generar un riesgo de alterar sus capacidades a nivel social, educativo y familiar; en la mayoría de casos se reconocen los signos de alerta en la etapa pre escolar o escolar, por ello Liliana Rejas, médico asistente del Programa de Terapia del Lenguaje del Hospital Guillermo Almenara Irigoyen del Seguro Social de Salud (EsSalud), precisa que son los padres lo principales aliados para reconocer algunos indicios.
“Los padres no están apoyando mucho en casa pues trabajan todo el día, no conversan con sus hijos, si uno quiere que el pequeño tenga un mejor vocabulario, pues habla con él, enséñale, trabaja con él la hora del cuentacuentos y estimúlalo”, detalla la especialista.
Detección y Prevención
Cuando un niño empieza a mostrar déficit en su comunicación expresiva y comprensiva, no logra producir sonidos en algunas sílabas o la fluidez de su habla disminuye, presentando dificultad en el tono, volumen y calidad de su voz, se debe recurrir a la terapia del lenguaje. Existen trastornos en la comunicación que además están asociados a daños cerebrales, lesiones auditivas, déficit intelectual, deficiencias motoras o con algunas enfermedades o síndromes como el autismo, asperger, entre otros.
“Cuando el problema de la comunicación del niño no es estructurado, al menor se le puedan dar pautas de cómo introducir sonidos como el de la “R”; aquí se fomenta la retroalimentación del lenguaje, es decir el niño debe escucharse a sí mismo y entender que está hablando mal, para así corregirse”, sostiene.
La especialista del Programa de Terapia del Lenguaje del hospital Almenara explica que las terapias que incluyen los ejercicios de soplo y de fuerza se encuentran obsoletos. Si la intervención o pautas que se les da no son suficientes, se debe acudir con un especialista en logopedia para que pueda rehabilitar, en la medida de lo posible, las funciones alteradas del menor.
El dominio del lenguaje, aunque se adquiere de forma natural y espontánea es un proceso muy complejo que necesita de múltiples funciones y sistemas que intervienen en la aparición del lenguaje; cualquier alteración que se produzca en alguna de ellas puede predisponer una dificultad, desde problemas más sencillos como la pronunciación, hasta los más serios como la falta de interés por comunicarse, generalmente estos son algo comunes en la infancia.