Las cenas abundantes, el consumo de alcohol y la mezcla de alimentos típica de las fiestas navideñas suelen provocar malestar estomacal pasajero. Sin embargo, cuando el dolor abdominal se vuelve recurrente, aparece durante varios días consecutivos o se intensifica, los especialistas advierten que podría tratarse de algo más que una simple irritación digestiva.
El cirujano oncólogo Luis Torres Gil señaló que diciembre es una época en la que muchos síntomas importantes pasan inadvertidos debido a los excesos alimentarios propios de las celebraciones.
“El problema no es el dolor aislado después de una comida pesada; el verdadero riesgo aparece cuando ese dolor persiste, se repite sin relación directa con lo que se comió o viene acompañado de otros signos como náuseas, pérdida de apetito o cambios en el peso”, explicó.
Posibles causas del dolor abdominal recurrente
El especialista indicó que este tipo de dolor puede estar relacionado con afecciones digestivas frecuentes, como gastritis o reflujo gastroesofágico, pero también con cuadros más complejos, entre ellos úlceras pépticas, infección por Helicobacter pylori, trastornos funcionales o enfermedades biliares.
Asimismo, recordó que el origen del dolor no siempre se limita al aparato digestivo, ya que órganos intraabdominales, pélvicos o retroperitoneales también pueden generar síntomas similares, dificultando el diagnóstico.
Síntomas que no deben normalizarse
A nivel global, se estima que entre el 10% y el 20% de la población presenta síntomas crónicos de dispepsia, caracterizados por dolor, ardor o incomodidad persistente en la parte superior del abdomen.
“El inconveniente es que muchas personas esperan semanas o meses antes de hacerse revisar, pensando que se trata de algo menor. Los síntomas persistentes nunca deben normalizarse”, enfatizó Torres Gil.
Durante las fiestas, los alimentos ricos en grasas, azúcares, alcohol y condimentos pueden irritar la mucosa gástrica o aumentar la producción de ácido. No obstante, si el dolor continúa incluso después de retomar una dieta habitual, podría existir un problema subyacente.
“El estómago debería recuperar su funcionamiento normal en pocas horas o días. Cuando no ocurre, vale la pena investigar”, añadió el especialista.
Prevención y controles médicos
La prevención comienza con hábitos saludables durante las celebraciones, como comer porciones moderadas, evitar el exceso de alcohol, no combinar demasiados alimentos difíciles de digerir y no acostarse inmediatamente después de cenar.
Sin embargo, Torres Gil subrayó que la prevención también implica atención médica temprana y chequeos de rutina, especialmente en personas con antecedentes familiares de enfermedades digestivas, gastritis crónica o problemas biliares.
Exámenes que pueden requerirse
Ante un dolor abdominal que se repite o no mejora, el especialista recomienda consultar a un médico para evaluar la necesidad de exámenes, entre ellos:
- Endoscopía digestiva alta, para observar el esófago y el estómago.
- Prueba para Helicobacter pylori, bacteria asociada a gastritis y úlceras.
- Análisis de sangre, para detectar inflamación, anemia u otros indicadores.
- Ecografía abdominal, para evaluar la vesícula biliar y órganos cercanos, en casos seleccionados.
“Los controles no deben verse como una medida extraordinaria, sino como parte del cuidado regular de la salud. Muchas enfermedades digestivas pueden tratarse de forma efectiva si se detectan a tiempo”, recalcó.
En un contexto festivo donde las molestias digestivas parecen inevitables, los especialistas coinciden en que la clave está en no normalizar los síntomas persistentes. La Navidad puede actuar como un detonante que haga visibles señales que el cuerpo ha estado enviando desde hace tiempo.
“Si el dolor regresa, insiste o empeora, no esperes. La consulta temprana puede hacer una gran diferencia”, concluyó Torres Gil.





