El verano puede representar un verdadero desafío para la piel del bebé, debido a su mayor sensibilidad y tendencia a irritarse. Las altas temperaturas, la humedad y la exposición solar incrementan la aparición de sarpullidos, brotes y quemaduras, por lo que el cuidado diario cobra especial relevancia en esta temporada.
“La piel del bebé es más delgada y reactiva, por lo que en verano es fundamental reforzar las medidas de protección”, explica Diana Pocco Hinostroza, médica especialista en dermatología pediátrica de la Clínica Anglo Americana.
Problemas dermatológicos más frecuentes en verano
Uno de los cuadros más comunes es la miliaria rubra, conocida como sarpullido por calor. Se manifiesta con pequeñas erupciones rojas en zonas donde se concentra el sudor, como la frente, el pecho y la espalda. Suele mejorar con baños diarios y ambientes ventilados, aunque puede complicarse si aparece una sobreinfección bacteriana.
Otro problema frecuente es la dermatitis por contacto irritativa al sudor, especialmente en bebés que usan pañal. La oclusión y la maceración de la piel favorecen la irritación, por lo que se recomienda aumentar la frecuencia del cambio de pañal y aplicar cremas protectoras con óxido de zinc.
En el caso de bebés con dermatitis atópica, el sudor y el calor pueden desencadenar brotes de comezón en la piel y el cuero cabelludo. Para ellos, los especialistas recomiendan rutinas suaves de higiene, el uso de syndets y una hidratación constante.
Protección solar: qué hacer y qué evitar
A partir de los seis meses de edad, se puede aplicar protector solar mineral SPF 50+, preferentemente en crema, unos 20 minutos antes de la exposición y reaplicarlo cada dos horas o después del contacto con agua o sudor.
Sin embargo, la principal recomendación sigue siendo evitar el sol directo. “Incluso con protector, los bebés deben permanecer en sombra y evitar los horarios de mayor radiación, entre las 10 de la mañana y las 4 de la tarde”, enfatiza la Dra. Pocco.
La ropa también es un factor clave de protección. Se aconseja optar por prendas con protección UPF 50+, de manga larga, colores oscuros o vivos, además de sombreros de ala ancha que cubran cuello y orejas.
Baño, piscinas y cuidados diarios
Los baños deben ser breves y preferentemente diarios. Si el bebé suda mucho, puede bañarse dos veces al día: una con syndet y otra solo con agua. Ante signos de resequedad, se recomienda aplicar una crema humectante ligera.
En piscinas, los especialistas sugieren el uso de sandalias para evitar caminar descalzo en superficies húmedas, reduciendo el riesgo de infecciones por hongos o verrugas. Además, es clave mantener una adecuada hidratación y reaplicar el protector solar de forma constante.
“En niños con piel sensible o antecedentes dermatológicos, una consulta temprana permite personalizar los cuidados y disminuir los brotes durante toda la temporada”, añade la especialista.
Con medidas preventivas y una rutina adecuada, los padres pueden proteger eficazmente la piel de sus bebés y disfrutar de un verano más seguro y saludable.





