La Mental Health Foundation británica estima que un 25% de adultos británicos han sido diagnosticados con algún desorden psiquiátrico que tiene muchas causas. Una de las más fuertes en los jóvenes de 14 a 24 años es el consumo intensivo de las redes sociales. Estos usuarios de Instagram, Snapchat, Facebook o Twitter están diagnosticados con problemas de ansiedad, depresión, trastornos de sueño, exposición al bullying, síndrome de quedar excluidos y problemas de imagen corporal, según la Royal Society for Public Health de UK. Por el lado positivo, su uso permite generar bienestar al construir comunidad, estar alerta y acceder a temas de salud, favorecer la identidad, expresión y proveer soporte emocional. (How heavy use of social media is linked to mental illness, The economist, 18 05 2018).
Los neurocientíficos de la Universidad del Sur de California han encontrado en el 2014 en una muestra de 20 examinados que Facebook dispara las mismas partes impulsivas del cerebro que las que ocurren con las apuestas y el abuso de sustancias psicoactivas y que además se relaciona con el funcionamiento anormal del sistema cerebral de control inhibitorio. (Examination of neural systems sub-serving facebook “addiction”; Turel, Xue, He y Xiao))
Entre el 2013 y 2015 en un seguimiento a 5208 norteamericanos se encontró que el incremento de actividad en Facebook estaba asociado a un futuro deterioro en la salud mental (Shakya y Christakis; “Association of Facebook Use With Compromised Well-Being: A Longitudinal Study”)
Sería bueno que en el Perú se trabaje seriamente este tema a todo nivel.