La increíble historia del ciudadano japonés Jesse Katayama en Machu Picchu comenzó el 14 de marzo de este año en Aguas Calientes cuando, a un día de ingresar a la ciudadela inca, en todo el país se decretó la cuarentena para mitigar el avance del coronavirus (COVID-19).
Varado, decidió quedarse a vivir en Aguas Calientes a la espera de la reapertura de la ciudadela y luego de siete meses las autoridades del Cusco le permitieron ser el primer turista extranjero en ingresar a Machu Picchu desde que comenzó la pandemia del coronavirus.
Su inusual caso se hizo conocido en redes sociales, donde varios usuarios, además de mostrarle aprecio y respeto, les pedían a las autoridades lo apoyaran con cumplir su sueño de completar su viaje en el Perú.
“Tras ocho meses de espera, el último fin de semana logró ingresar gracias al trámite realizado por las autoridades locales ante la Dirección de Cultura, que autorizó la visita del joven quien cumplió su sueño de conocer la Ciudad de Piedra de los incas. Durante su visita el japonés recorrió los pasadizos, edificaciones de piedra y se tomó fotografías con los guarda parques”, informó el corresponsal cusqueño de RPP Noticias.
“El joven aún permanecerá en el pueblo de Machu Picchu. Hizo muchos amigos y tiene previsto visitar otras zonas arqueológicas de la ciudad de Cusco”, agregó el reportero del citado medio.
Jesse, de 26 años, practica boxeo y, según publicó en cuenta de Instagram, ha continuado con los entrenamientos, además de yoga y otras actividades deportivas que ha realizado durante cautiverio.