Los gloriosos años ochenta enmarcan la historia de amor de Tomas y Clemente, la más reciente apuesta literaria de Alberto Fuguet que la recoge en “Ciertos Chicos” (Tusquets Editores). Esos años oscuros que vivía la sociedad chilena representan para estos muchachos el pretexto para la lucha en favor de una apuesta de vida. “¿Es una novela generacional?”, le preguntamos al exitoso escritor chileno. “No, yo diría que es una novela para gente que alguna vez tuvo 20 años y que se pueda enganchar, me encantaría también que gente de 40, que alguna vez tuvo 20, le pueda interesar, y también que esa gente que tiene 20 años ahora, que lee mangas, y novelas en sagas, se pueda enganchar, veamos qué pasa, todavía no lo sé”, nos dice.
Los ochenta, una década que muchos consideran muy creativa, por qué volver a esos años para contar la historia de Tomás y Clemente. Yo sentía que no había escrito de mi época universitaria, había escrito la época del colegio y después con otros libros apareció el profesional joven. Yo estudié en la Universidad de Chile, hay amigos que le tenían miedo a la gente de su época, sentir que todo era un debate ideológico, y que todo era un atentado contra la hegemonía, los marcó
La cultura pop está muy presente en muchas de tus novelas, y en esta también... Yo creo que está muy presente en el mundo, no solo en mi libro, a mí me llama la atención que no esté más en otra novela, porque si uno anda por la calle, hay mucha cultura popular y me encanta esa mezcla de Leonardo Da Vinci con Chayanne.
Tuviste que dejar el periodismo para dedicarte a la literatura, ¿qué te dio el periodismo para el oficio de escribir? Bueno, en el caso de “Ciertos chicos” me dio una locación, digamos, me dio la escuela de periodismo para usar como material. En el periodismo no llegas a saber quién te va a leer y te tienen que entender, también me gusta porque es inmediato, y ojalá la persona lo pueda leer lo más rápido posible. Por eso, quien lee mis novelas en un día o en dos, yo no me enojo, no porque yo me demoré más en hacerlo.
En el periodismo se tiene la posibilidad de escribir para la señora que va al mercado o para el gerente del banco, lo vital es que te lean, no tu círculo de amigos. Que me lean otros y ojalá pueda emocionar a otros es lo que uno busca, y si alguien quiere pasarle el libro a alguien que le gusta también, si alguien lo quiere subrayar, también. Las novelas deben ser interactivas tal como son los discos y las películas. Es una experiencia escribir, es una experiencia de fuga emocional y leer también debiera serlo. La afición por la lectura no tiene que ser solo del intelectual.
¿Cómo manejas a la crítica, que siempre estará pendiente de todos los escritores que llegan a ser exitosos? Yo siento que las críticas van más hacia mí que hacia mis novelas, ojalá me leyeran los que me odian, lo real es que no toleran lo que represento o no lo tienen del todo claro, pero lo intuyen. Creo que lo de la crítica es parte de la labor de un escritor que sigue publicando a los 60, para mí no tiene mucha importancia y está bien que exista, es como tener parientes que uno odia, así son las cosas. No puedo gastar mi energía en conquistar gente que es inconquistable.
¿Y tu proceso creativo es el mismo de tus primeras novelas? Yo creo que ha cambiado, es menos neurótico, antes lo era más. Este libro se demoró muchísimo, hubo mucha inspiración, muchas versiones, pero eso sí, siempre, ante todo está la disciplina, sin ella no sirve nada.
Hay que tener todo claro y dedicarse solo a escribir... Cuando sé que debo escribir un libro, no hago otra cosa. Y ahí se vuelve como fanaticada y locura. En este caso, con los años aprendí a no gastar algunos de mis cartuchos escribiendo de no sé, como que todo lo que me estimulaba tenía que ir al libro, eso no.
Mario Vargas Llosa, uno de tus autores preferidos anunció que no escribirá más novelas. Solo un autor sabe cuánto material tiene dentro de sí mismo y debe saber cuándo retirarse. Todo escritor lo sabe. Estamos hablando de un premio Nobel, que nada tiene que ver conmigo, yo creo que hay escritores que son mejores al comienzo y hay muchos que son peores al final, y es verdad que Mario Vargas Llosa se pegó un buen debut. En mi caso personal, hemos tenido un comienzo chico, y creo que hemos estado mejorando, que estoy agarrando más vuelo.