Tras los terremotos en 1950 y 1958 en la ciudad de Arequipa, el Monasterio de Santa Catalina quedó seriamente dañado. Por ello, un grupo de especialistas y accionistas se juntaron para su reconstrucción, uno de estos promotores fue Eduardo Bedoya Forga.
Bedoya Forga, hoy con más de 90 años, recibió un merecido reconocimiento por su labor y por otorgar esa visión turística en el año 1969, ya que el monasterio es uno de los sitios más visitados por los foráneos en la Ciudad Blanca.
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“Entraron 200 hombres a trabajar, como es grande, se podía atacar en distintos sitios a la vez. Entonces, toda la gente entró, los albañiles, los labradores de sillar. Todas las especialidades. Se habrá restaurado en un 25%. Costó 3 millones de soles”, expresó para Correo.
Bedoya recordó lo difícil que fue reconstruir esta pieza arquitectónica de gran peso en la ciudad. “Isabel Olivares tenía un taller, que se hizo en la época de restauración y muchos años después”, dijo.
Los muros, bóvedas, cúpulas, paredes, claustros y habitaciones de sillar tienen colores azulino, blanco, rojo, amarillo y naranja; estos, según Bedoya, fueron recuperados en la restauración, ya que se tuvieron que hacer trabajos bajo las normas técnicas, que impedían daño alguno. Mira más sobre la conversación que tuvo con Correo en el siguiente video.