Enmanuel Grau ha tenido un celebrado debut literario con su libro de cuentos “Hijos de la guerra” (Hipocampo editores, 2020), en medio de la pandemia del coronavirus.
A pesar de las limitaciones del contexto, el autor acaba de publicar ocho cuentos con harta calle, poesía y una prometedora prosa.
Arrancas tu libro con un cuento sobre Georgette y Cesar Vallejo...
Georgette Vallejo representa la protección del legado más brillante de nuestras letras y cuya expresión es la obra poética de César Vallejo, en la que, en gran medida, ella es protagonista. Quise narrar el horror y la violencia que enfrentaron ambos – en un contexto de guerra- desde la voz de Georgette porque en su experiencia está encausado el hecho mismo de la creación: la renovación de una tradición en constante movimiento.
Otro poeta al que le dedicas una ficción es Juan Ramírez Ruiz. ¿Cómo ubicas al horazeriano dentro de la literatura peruana?
Juan R. Ruíz es otro de nuestros poetas mayores. “Juanrra” es un relato que intenta —a través de la experiencia vital de un poeta en movimiento, en constate observación de su mundo— mostrar una dinámica de la cultura: siempre en los márgenes, aunque luminosa, constantemente cuestionada. En el cuento, los muchachos que intentan dar con Juanrra están buscando una reconciliación de la poesía con la vida cotidiana, de donde esta ha sido sustraída por la violencia, que en este punto tiene que ver con la exclusión y marginación de (en ocasiones) sus más caros protagonistas, como de aquellos que aspiran, sin ninguna carta de presentación y con todo derecho, influir en la cultura.
La calle es el otro protagonista del libro...
La calle tiene una dinámica espontanea, una relación con el lenguaje que me seduce y es el espacio donde nuestros abismos se evidencian: el racismo, la violencia juvenil, el abandono de ciertos sectores. Quise recuperar un lenguaje vívido, capaz de simular la realidad, pero sin dejar de lado la forma; la manera de organizar las historias que me parece es el eje de toda literatura y el plano donde muchas veces se decide la relevancia de una anécdota.
¿Así como Vallejo y Ramírez Ruiz, qué otros autores han influido a tus cuentos?
Faulkner sigue siendo un autor de una increíble vigencia. “Dos soldados” es un cuento en el que encontré un marco. Me interesa el trabajo de Calderón Fajardo, Pilar Dughi, en el Perú, sin duda maestros del género; los diarios de Ribeyro (una lucha cotidiana por conquistar la escritura). Un libro como “Soldados de Salamina” me hizo pensar en la Historia como punto de partida para la ficción y en lo urgente que es reparar en los daños de la guerra.
Para ti, ser escritor en el Perú es…
Escribir es siempre un desafío. En mi caso intento, en la medida de lo posible, que la escritura tenga un lugar central. La escritura podría ser un encuentro: una vela encendida en un cuarto oscuro que uno toma e intenta con toda su determinación mantener encendida. Hacer de la cultura, de la literatura un hecho urgente en el Perú es una meta por la que debemos todos bregar. Hacer llegar los buenos libros, así como todo el soporte tecnológico, a los lugares menos favorecidos, es un asunto impostergable.
¿Seguirás explorando el cuento o te animarás por otro género?
Me interesa la novela que se da la mano con la Historia y que encuentra en la poesía una certeza que esta no tiene. El cuento es un espacio intenso y siempre una hermosa posibilidad. Escribo pensando que la imaginación, entendida como un tipo de conocimiento, puede incidir, con todas sus ambivalencias y aunque de manera sutil, en el desarrollo de la Historia.
Enmanuel Grau
Narrador peruano. Nació en Lima, en 1987. Estudió Educación en la Universidad Nacional Federico Villarreal, donde se especializó en Lengua y Literatura. Ha publicado sus relatos en diversos medios y plataformas.