Gastón Gaviola
Gastón Gaviola

Gastón Gaviola tiene la pasión de contar historias. Y lo ha hecho en diversas formas, desde pequeño, con la voz, la palabra, hasta llegar a la virtualidad, las redes sociales.

Ahora, le ha tocado el turno de relatar episodios poco conocidos en su primer libro “Perú Batalla” (Ediciones B, 2021): un nuevo formato, pero con la misma emoción.

Sus textos son como esas maravillosas clases de los buenos profesores que contagian la curiosidad y el interés por nuestro pasado.

Cuenta, por ejemplo, que la Batalla de Junín solo duró 47 minutos, siendo la más rápida y sangrienta. Que, en la de San Francisco -donde luchó Ladislao Espinar, su héroe favorito- un grupo de peruanos y bolivianos se mataron, mientras los chilenos, sus enemigos, miraban lo insólito.

O que, en el Huáscar de Miguel Grau, convivieron los náufragos peruanos y chilenos.

La historia lo persigue hasta cuando contesta esta entrevista: camina por la avenida Comandante Espinar (Miraflores), divertido por la coincidencia, pero sin perder el hilo de las historias.

¿Cómo ha sido el tránsito de contar historias en redes sociales a la publicación del libro?

Desde muy niño me ha gustado contar historias. Es un tema de vocación. Esto me llevó a ser periodista. He escrito el libro que me hubiera gustado leer. Hay muchos libros de historia que parecen más partes policiales y te preguntas dónde está el alma de la gente, qué sintieron.

Se suele relacionar a la historia con el aburrimiento, un estigma que hemos arrastrado desde el colegio. Pero depende de cómo se cuenta...

Esa es la clave. La historia nunca es aburrida si sabes contarla. Más que un deber, tenemos el derecho de conocer nuestra historia. Trato de poner un granito de arena. No soy historiador, pero sí comunicador, periodista y contamos historias con nuestras herramientas: cruzar fuentes, contrastar información, reunir piezas aisladas, darles forma, un sentido, un todo y tener la pepa, hacerlo atractivo.

"Perú Batalla", de Gastón Gaviola.
"Perú Batalla", de Gastón Gaviola.

Y, con documentación, también te tomas licencias al entrar en el personaje y su ambiente...

Tú quieres una historia pero también quieres sentir el barro de la trinchera, el sudor, el frío, el miedo, la desgracia. Eso humaniza y le da otra dimensión a los héroes anónimos.

Los que son cifras...

Un número. Tal batalla tuvo 300 muertos. Ya, pero quiénes eran, por qué murieron. Hemos tenido batallas en las que hemos peleado nueve o diez contra uno. En el combate de La Rinconada, los chilenos se lanzan al ataque con más de 2500 hombres contra un batallón solitario, el de Pachacamac: 10 hombres contra uno. En Pisagua, todo el ejército chileno desembarcó en la bahía y, entre peruanos y bolivianos, no llegaban a mil hombres. El desembarco de Normandía contra mil personas.

Pero se seguía combatiendo...

Sí, por eso le pongo “Perú Batalla”, porque, pese a que siempre la teníamos en contra, el peruano estaba ahí poniendo su coraje, su valor.

En tu texto sobre Quiñones, te pones en el avión para contar la historia...

José Quiñones era el primero en su promoción y tenía esa obsesión de que había Grau para la Marina; Bolognesi en el Ejército y la Fuerza Área no tenía un héroe. Pudo haber saltado y salvarse, porque era paracaidista, pero decidió que su vida valía la gloria y la victoria del Perú.

Y antes le envió una carta muy curiosa a Odría...

Mucha gente no sabe que existe esa carta. Le dice que es una mugre (todas las naves que tiene) y qué le parece si va él con el avión y le soluciona el problema. Son historias de las que no se conoce mucho. De Dos de mayo, por ejemplo, muy poca gente sabe que ahí peleó Ricardo Palma, quien estuvo a diez minutos de morir despedazado en la torre con don José Gálvez. Se salvó de casualidad. Está en el libro.

¿Qué cambió en ti tras de escribir el libro?

Mi visión del peruano anónimo que pelea. Muchos de los soldados que aparecen en este libro no son soldados de carrera, sino pelearon porque las circunstancias los encontró ahí. La mayoría de veces era como una tragedia griega: el héroe condenado. Y ellos saben que están yendo en sacrificio pero igual pelean, una constante en las historias que he revisado. Eso le da un valor adicional al soldado anónimo, al héroe que no sale en los libros de historia ni tienen monumentos, plazas. He tratado de darles una voz y que vivan a través de estas palabras.

Perfil

Gastón Gaviola es periodista peruano. Nació en Lima en 1977. Es periodista con más de 20 años de experiencia, como reportero, editor y conductor. Estudió Comunicación Social en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos.

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