Escritora chilena publica "Mi nombre es Emilia del Valle" que ya está en las librerías del Perú y América Latina.
Escritora chilena publica "Mi nombre es Emilia del Valle" que ya está en las librerías del Perú y América Latina.

“Carmen Balcells me dijo una frase que sale en el libro: las mujeres tienen que hacer el doble de esfuerzo que cualquier hombre para obtener la mitad de reconocimiento y respeto. Eso ha sido mi vida”, nos dice Isabel Allende desde su casa en San Rafael, California, cuando le recordamos que la protagonista de su más reciente novela “Mi nombre es Emilia del Valle”, debe firmar sus novelas de bolsillo y sus primeros artículos, como un seudónimo masculino, para lograr así el reconocimiento en San Francisco de fines de 1800.

“Pero fíjate que no estaba pensando en mi propia vida para crear a Emilia. Lo que pasa es que el material que tiene cualquier escritor o escritora, es la propia experiencia, la memoria, la gente que uno conoce, las cosas que a uno le importan. De dónde sale todo esto, de dónde sale este libro y no otro, yo creo que porque uno echa mano de todo lo que ha acumulado a lo largo de los años”, agrega la escritora chilena.

Emilia del Valle viaja de California a Chile para cubrir la guerra civil entre el presidente Balmaceda y el Congreso, ¿pero también a buscar a un padre ausente? Yo creo que Emilia no tiene ningún interés en su padre, es la mamá la que la impulsa y la obliga y le manda una carta y todo lo demás. Ella nunca tiene ningún interés para con su padre, y lo dice claramente en su libro, para ella su padre es el Papo, ese padrastro y maestro mexicano que la forma.

Papo es un homenaje a tu querido Tío Ramón, tu padrastro. Sí, claro, las cosas que él me decía me han servido toda la vida. Recuerdo que siempre me repetía que no debía olvidar que yo siempre debo ser la persona más importante en cualquier situación.

¿Y tu madre era como Molly, la mamá de Emilia? No, mi mamá era cautelosa, y quería que yo fuera una señora bien, como se decía entonces, pero nunca me sujetó tampoco demasiado. Era el tío Ramón quien me decía cosas como, todo el mundo tiene más miedo que tú, entonces cuando me encuentro en una situación en la que estoy asustada por algo, recuerdo eso de que todo el mundo tiene más miedo que yo, y eso me ayuda.

¿En los últimos tiempos publicas una novela cada dos años, es tu propia exigencia o la de la editorial? Nadie me exige nada, nadie me corrige nada, nunca me ponen un ultimátum de que tengo que entregar algo, no. Nunca presento un proyecto. Manuscrito terminado y corregido, entonces recién se vende, de manera que no tengo ninguna presión. Yo no tengo más vida más que esto, me encanta lo que hago, yo no voy a fiestas, no me gustan los deportes, no me gusta la gente, me gustan mis dos perros, mi vida tranquila, silencio, estudiar y escribir.

¿Cómo tomas qué eres la escritora viva en español que más vende en el mundo? Todo eso pasa en la periferia, no lo veo, lo que yo veo es mi trabajo aquí en esta pieza que tú ves, y cada libro es un desafío que me consume completamente.

Entonces no es algo que te provoque ansiedad, ni que te quite el sueño. No cambia mi vida para nada. Si yo no vendiera ni un libro no seguiría escribiendo porque soy una comunicadora, yo quiero contarle mi cuento a alguien. Mira, toda mi vida le escribí una carta a mi mamá, todos los días, y ella me contestaba, todos los días me escribía a mí, cuando se murió yo dije, voy a seguir escribiéndole a mi mamá, voy a escribir al fantasma, al espíritu, me duró un mes, porque si no hay interlocutor, me desinflo.

¿La literatura te mantiene activa y vital, nada de ponerle punto final al oficio? Yo seguiré mientras me quede cerebro, pero lo que pasa es que a mi edad vas perdiendo todo. Pierdes amigos, pierdes mascotas, pierdes habilidades, la memoria, la capacidad de enfocarte en algo por muchas horas, ya no la tengo, Antes yo podía trabajar 10 horas sin ningún problema.

¿Y ahora? No sé, porque gracias a Dios tengo ahora, por fin, una oficina en la casa, entonces entro y salgo todo el día. Pero eso sí, me levanto muy temprano, a las seis de la mañana.

Pero evidentemente el oficio de escribir necesita disciplina. Pero fíjate que yo creo que esos grandes escritores del boom, salvo excepciones, se encontraban en los cafés, en los bares, conversaban entre ellos, tenían amantes, se iban de vacaciones, es una cosa que a no me pasa, yo no tengo ninguna de esas cosas. No tengo un club de machos o de hembras en este caso que nos juntáramos a compartir manuscritos, a darse ideas unos a otros, nada, lo mío es tan solitario, porque primero que nada escribo en español y vivo en inglés en Estados Unidos, muy aislada, sin ninguna de esas amistades que sé yo, además se ayudaban entre ellos mucho, para los premios, para las becas, qué se yo, para recomendarse los libros unos a otros, eso no lo tengo.

¿Te preocupa que tus herederos vendan los derechos de tus obras para cine o televisión sin mayor criterio? No sé cómo será con otra gente, me da exactamente lo mismo, me da igual, yo voy a estar muerta y enterrada, igual. No me importa nada de eso que llaman legado, pero hay una cosa que es cierta, y es que poca gente lee, y muy poca “La casa de los espíritus”, libro de 400 páginas, complicado, con sagas, y qué sé yo. Si tú puedes llevar esa historia con otro medio, a un público mucho más numeroso a mí me parece válido.