En la actualidad, no solo Trujillo está potenciando a la novela peruana con los reconocidos Omar Aliaga, Charlie Becerra y Luis Eduardo García; también se suman desde Laredo, Gerson Ramírez con “El oráculo de Diofanto”; desde Guadalupe, Miguel Arbildo con “Hijo del desierto”, “Cerco de quimera”, y, recientemente, Josué Vallejos con el “Juego del destino”. En este marco incursiona Daniel Abanto Ayaypoma, shilico afincado en Guadalupe desde los años ochenta, con su novela “La marca del destino, el poder del amor” (2022), de narrativa vivencial y religiosa.
VER MÁS: Eduardo Saldaña y la poética de la relación filial
De Celendín a Guadalupe
Daniel Abanto Ayaypoma nació el 01.01.58 en el anexo Trapiche, distrito Oxamarca, provincia Celendín, región Cajamarca. Se graduó como profesor en el INSP “Arístides Merino” de Celendín, periodista por la Universidad “Jaime Bausate y Meza” Lima, magíster por la UCV en Administración de la Educación. Desde 1988 vive y trabaja en Guadalupe, La Libertad. Abanto publicó “Cuentos de mi tierra, historias fantásticas” (Infolectura, 2023), que contiene doce cuentos variados y ambientados en el norte. Previamente publicó la novela “La marca del destino, el poder del amor” (2022).
PUEDE LEER: Escritores liberteños reunidos en volumen especial
La marca del Destino
Es una novela autobiográfica desde la juventud estudiosa del autor en Celendín, Lima, Trujillo, Ciudad de Dios y Guadalupe. El protagonista, con sus experiencias provincianas y afianzado en lecturas, narra episodios de su vida. Empieza a creer en Dios y se convence de que su devenir está marcado por el destino predeterminado, porque siempre encontró que el Hacedor dispone lo que él propone.
LEER AQUÍ: Escritoras de Arequipa y Pacasmayo: Esther Villafuerte y Nora Rodríguez
La trama
Se narra en “primera persona” y con discurso directo, cómo, frente a la adversidad, se lucha y se consiguen los objetivos propuestos en cada plan de vida. En el capítulo I, se describe una secuencia navideña cuando las pastoras cantaban frente al nacimiento: “desde lejos vengo / oyendo una voz, / que en su canto dice / que ha nacido Dios”. En otro canto entonan “cansaditas llegamos / a tu lado Manuelito. / Postraditas de rodillas / a pedirte tu bendición” (p. 20). Este villancico nos da la punta del hilo temático religioso desde el tema amoroso que empieza con la espera a la adolescente, antes de cargar un saco de choclos. Así empieza la conquista juvenil con un juego alfa numérico de la frase escondida.
VER AQUÍ: Ugel Julcán y su sueño de formar lectores y escritores
El poder del amor
Rememorando a su amada Digna, quien fallece, el tema que une a los subtemas es el amor. En el capítulo III, en un episodio de la novela conoce a las mujeres Luz Angélica y Lucinda. El fallecimiento del ser amado genera una honda marca en su corazón convirtiéndose en un reto impostergable para la superación y logro de sus objetivos. El protagonista tiene que superar vicisitudes desde la infancia. No obstante su juventud, nace su primera hija (p. 69). Entonces aparece el amor que supera lo platónico: dos hijos en dos mujeres distintas. El amor ante la realidad urge toma de decisiones. Es la historia de un hombre, ante el caos y el ensueño. En el contenido sugiere cómo lograr las metas y surge la convicción de luchar por los ideales.
LEER MÁS: Libros sobre Vallejo y COVID 19 de Jorge Ita y Ken Sánchez
Docente
El joven profesor con el título bajo el brazo llegó a Trujillo. Sus hijos ya tenían seis años y cada uno vivía con su madre, ambas llegaron a ser amigas. Dejó Celendín (p. 121). Apoyado por familiares ingresa a la docencia y a la Iglesia Adventista del Séptimo Día. Abanto considera que su destino está marcado por el Divino Hacedor. De ahí que la fuerza y la fe lo hacen transitar las sendas más escabrosas hasta llegar a la cima de la montaña de sus aspiraciones. Llegó al valle Jequetepeque.
VER MÁS: Los (Pre)Textos de Alana Viera y Yago Martínez
Biblia
En San Pedro de Lloc fue asignado a la escuela de Faclo Grande, jurisdicción de Ciudad de Dios. Daniel Abanto narra en el capítulo VIII que aquí cumplió con su reto de leer la Biblia, entendió que “nuestro destino está marcado desde que nacemos. Intuí, además, que debía reivindicarme a mí mismo, pero veía que las iglesias no eran las adecuadas y la Biblia no había clarificado tampoco mi entendimiento en la primera lectura que hice. Por lo que decidí volverla a leer” (p. 169). Así, asume la forma narrativa de evidenciar su fe.
PUEDE LEER: Luis Quispe Palomino dialoga con Platón
Periodismo
En Chepén, el autor contactó con los periodistas (p. 181) Misael Mendoza, Fortunato León, Luis Cadenillas y Marco Flores; con ellos y otros, integra la Asociación de periodistas del Perú. Su novela y su proyección social lo conducen a la integración, como componente de una sociedad democrática. Es una forma de fortalecer la identidad, con técnicas narrativas en ascenso y finalidad formativa en el actual desorden social.
LEER AQUÍ: La Trituración en la narrativa de María Pía Cueva Preciado
Luchar por los sueños
La trama inicia en Celendín, con cantos de villancicos (religión católica), y concluye con el protagonista en la Iglesia Adventista del Séptimo Día, en La Libertad. En los once capítulos consta la testimonial del autor citando escenarios geográficos y acontecimientos. Relata su vida y libertad de credo. Describe a su tierra, sus primeros amores, fracasos, pérdida de amor, entre otros. Están presentes los temas laborales, conflictivos e íntimos; así como la familia o la amistad que supera tiempo y espacios. Concluye que Dios ha guiado los destinos de ambos, él y ella, de manera especial y trascendente a pesar de la distancia en que nacieron y crecieron. Reconforta el tema motivacional.
LE PUEDE INTERESAR
