Aquella llamada de la directora Nishme Súmar proponiéndole personificar a un sabio tejo en la obra ‘Un monstruo viene a verme’ fue un regalo para Marcello Rivera. El actor había participado en una sesión de Ayahuasca hace 6 años y luego de esa experiencia, cobró sentido que este retador papel llegara en este momento de su vida.
“Había visto una parte de la película de manera casual y Nishme Súmar me comentó que iba a realizar esta obra. Con mucho gusto me sumé a este proyecto porque me parecía un reto muy grande para un actor tener que interpretar a un monstruo”, confiesa el actor nacional.
‘Un monstruo viene a verme’ está disponible de jueves a domingo en el Teatro Británico de Miraflores. Las entradas pueden conseguirlas en Joinnus.
-En una publicación en tu cuenta de Instagram mencionaste que hace unos años tuviste una sesión de Ayahuasca, ¿es una actividad que practicas continuamente?
No necesariamente, me encantaría hacerlo de manera más continua. Hace como 6 años atrás tuve esta práctica de Ayahuasca, lo hice dos veces con un intervalo de 10 meses o un año, probablemente. Al comienzo me pareció interesante pero nunca le di mucha importancia hasta en un momento de mi vida que decidí reencontrarme conmigo. La primera vez que me toca vivir esta experiencia, la planta madre me hace sentir como un árbol inmenso con mucha paz. Soy una persona que procuro andar conectado con la naturaleza a partir de esa experiencia. Cuando Nishme me propone interpretar a un monstruo que en realidad es un árbol, la alegría fue muy grande porque sentí que tenía algunas herramientas visuales y sensoriales para hacerlo.
-¿Crees que la obra hurga la complejidad en algunos aspectos de la vida?
Sí, de hecho la obra plantea la historia de este adolescente que está en un momento crucial en su vida, tiene que despedirse de un ser especial como lo es su madre. Entonces en la negación de lo que está sucediendo y esperando que las cosas se solucionen, aparece mi personaje a acompañarlo en este proceso de aceptación para hacerlo entender que la vida es así. El público está muy conectado con Connor porque muchas personas han pasado por el momento de despedir a un ser querido. Curiosamente, hace unas semanas atrás se hizo un conversatorio posterior a la función con terapeutas psicológicos porque sentían que mi personaje era como un terapeuta, de alguna manera.
-El protagonista teme lidiar con sus miedos, sin embargo, cuando lo hace finalmente se siente liberado. La mayoría ha experimentado ese sentimiento en algún momento...
Así es, no en vano nos tocan experiencias en la vida. A mí me toca estar en la corteza de este árbol y digamos que, he pasado por algunas situaciones de la vida y me he ocupado en conectar conmigo mismo, en buscar mi espiritualidad. Siento que eso me conecta con mi personaje que viene a traer sabiduría, no quiero decir que soy sabio, estoy aprendiendo como todos. Es curioso que este personaje me toque interpretarlo en este momento de mi vida, siento que es un regalo para mí.
-¿Qué fue lo más retador de tu personaje? ¿Resultó complicado caminar en zancos?
El proceso de creación ha sido muy rico. He ido probando con mil cosas y lo conversaba mucho con Nishme. Quería deshumanizarme un poco para poder entrar en la corteza de este ser. Se me ocurrió ir a un ensayo con zancos porque quería tener otra energía. En mi trabajo como actor siempre he procurado explorar el cuerpo y movimiento, más allá del texto. No sabía manejar zancos y estuve un domingo en mi casa practicando, antes de ir al ensayo. Probé mucho, le gustó mucho a Nishme, no sabía si iba a estar todo la obra en zancos pero al final quedó así. Sentía que este personaje era como un ciego, es decir, que sentía más de la energía que de la mirada. Después del proceso con los zancos, me vendé los ojos, siento que practico una mirada general. Es solo al final de la obra, cuando Connor acepta su verdad, abro la mirada y conecto directamente con él.
-La obra, particularmente tu personaje, nos recuerda la sabiduría de la naturaleza...
Claro, también es un poco de eso. Cuando mi personaje se presenta ante Connor, deja ver que es parte de la naturaleza y creo que es como la madre tierra. Es tremenda personalidad darle cuerpo y voz a algo tan vasto, y que tiene esa sabiduría completa. Eso hace que cada noche al interpretarlo sea muy mágico.
-¿Has conseguido convertirte en el tipo de actor que deseabas en tus inicios?
En mis inicios no tenía idea del tipo de actor que quería ser, sin embargo, en el momento de la vida que estoy, me siento agradecido por lo que me ha tocado vivir. Años atrás, como todos, he tenido vacíos y he pensado en ser un actor internacional. De hecho me interesa el cine, si bien lo he hecho, siento que merezco hacer más cine. Después de un proceso más personal, siento que las cosas suceden de la manera correcta. A mis 50 años, como actor y persona, me siento agradecido de los personajes que me ha tocado interpretar. Siento que soy un actor entregado a su trabajo y apasionado. Después de 32 años de carrera, me siento satisfecho del ser humano y profesional que soy.
-¿Tienes proyectos para el 2024?
No tengo muchos proyectos todavía cerrados. Lo único concreto que tengo es el musical de ‘La Mariscala’, era la primera vez que participaba en un musical de gran formato, me gustó mucho porque exploré en el canto y es algo que no había hecho.