Cada Domingo”, no solo es el nombre del libro que presenta esta noche en la FIL Lima 2024 María Isabel León Klenke, expresidenta de Confiep, educadora y empresaria; también representa el día en el que, desde hace cinco años, publica sus columnas en el diario Correo y que ha recopilado en una obra de imprescindible lectura. “Pensé ya dejar de escribir, pero me encuentro con gente en la calle que no conozco, y que me dice, yo leo sus columnas, y eso me conmueve. Inclusive, he estado en el penal en San Juan de Lurigancho, acompañando a mi esposo en una actividad educativa, y uno de los internos me dijo que leía mis artículos los domingos y que esperaba ese día para comprar el periódico. Eso me emocionó”, dice la educadora.
Muchas veces uno no imagina el alcance que puede tener lo que se escribe. Eso reconforta y nos da a entender que estamos por buen camino. A veces, estoy comprando en una pastelería, o caminando por la calle y se acercan señoras, o señores y me miran, y yo digo, lo harán porque fui presidenta de Confiep y salí en los medios, pero me dicen, quiero felicitarte porque leo tus columnas en Correo los domingos, y me conmueve profundamente y se los agradezco. Muchos seguidores me mandan hasta la foto de la columna que han leído y les ha gustado. Yo pensaba que las columnas las escribía, se publicaban y las leían solamente mi familia y yo.
¿En el libro “Cada Domingo” las columnas han sido clasificadas por temas?
No, siguen la línea del tiempo, así tal cual. Desde el primer día que escribí, hasta la fecha que hemos cerrado, que es el primer trimestre del 2024. Esa es la continuidad.
Las columnas también reflejan hechos históricos de los que ha sido testigo a lo largo de los últimos años. Así es, es una cronología que recrea un poco la historia que hemos vivido, esa es la peculiaridad que tienen mis artículos, y por eso razón es que he mantenido la columna hasta el día de hoy. No escribo solamente sobre educación, que es mi ámbito, mi especialidad, sino que hago una mezcla de todo lo que viene ocurriendo, y que me afecta personalmente, y que lo escribo subjetivamente, bajo mi óptica. Seguramente a alguna persona también le puede impactar y se puede sentir identificada.
Siempre habrá gente que no compartirá lo que escribe, ¿cómo toma las críticas?
Obviamente, sí me afectan cuando alguien me ataca de una manera agresiva, pero yo tengo muy claro cómo y cuáles son las redes. Por ejemplo, cuando escribo para Linkedin, es otro público y que está identificado, si hay alguien que discrepa con alguna opinión, discrepa con altura, con argumentos. A la gente maleducada yo la bloqueo por salud mental.
Es imposible, además, poder complacer a todo el mundo.
Es imposible, pero yo siempre rescato que en todas las sociedades, indistintamente de las posiciones políticas que uno pueda tener, de izquierda, derecha, centro, somos seres humanos que cuando logran verse en persona, cuando logran mirarse a los ojos y hablar de sus diferencias, es mucho más fácil de conciliar que hacerlo a través de las redes. Me ha pasado con personas en ejercicio profesional que tenían una imagen sobre mí, pensaron que yo era de tal forma, pero se dan cuenta que era de otra. Mantener ese vínculo de cercanía y ese nivel de comunicación, es lo que debemos rescatar siempre.
¿Al leer columnas de hace algunos años se ha dado cuenta, quizá, que con el tiempo en algunos temas fue muy blanda o ha cambiado de opinión?
No, porque mis columnas son muy sinceras y yo soy muy franca en la vida real igual. No soy de las personas que le ponen edulcorante a las cosas, sino que las dice por completo, siempre doy mi opinión abierta. Y si hubiera cambiado de opinión en algún tema, lo diría también, así como no tendría ningún problema en pedir disculpas si me equivoco.