Octavio Santa Cruz, heredero de una familia con tradición, considera como una asignatura pendiente el álbum “Sebastián Barranca 435″, producción musical que presenta ocho temas en ritmos afroperuanos que gestó como un tributo a su padre Rafael Santa Cruz Gamarra, hermano menor de Victoria y Nicomedes Santa Cruz.
“Es un homenaje que tenía guardado en el corazón por mucho tiempo. Hemos hablado tanto de Nicomedes con toda justicia, de Victoria, y tan poco de mi padre, da igual si fue matador de toros o no. Yo en el disco, he tratado de evitar las alusiones directas al tema de los toros, no he entrado por ahí, porque lo que más me importa es la figura de Rafael Santa Cruz Gamarra, mi padre”.
Fue todo un personaje...
Él atraviesa el charco en un avión de hélice en los años 50 del siglo pasado, un hombre afroperuano en la España de Franco hace más de 70 años. Imagínate, un hombre negro, mi padre se paseaba por la Puerta del Sol, por La Gran Vía, y evidentemente toda la gente los miraba con curiosidad, volteaba la cabeza. Mi padre era muy amable, nunca un mal gesto con nadie.
Y ese homenaje a tu padre también es al folclor afroperuano, en el disco hay zamacueca, landó, panalivio, habanera, ritmos que lamentablemente se están perdiendo.
Claro, lo que pasa es que estamos acostumbrados mal, a que la música afroperuana es el festejo y punto, porque es lo que vende.
¿Al escribir el álbum tu querías ofrecer toda esta diversidad de ritmos afroperuanos?
Repito, estamos pensando que el festejo es la danza representativa del folclore de la costa, pero hay un montón de otros géneros, de otros ritmos. A mi hermano Rafael y a mí, toda la vida nos ha pasado eso, las disqueras nos decían: chicos pongan más temas movidos, pongan más festejos. Nosotros les decíamos, queremos poner un panalivio, una zamacueca, una danza habanera, queremos poner cosas variadas y nos dejaban pero a regañadientes. Al menos, mi hermano y yo siempre fuimos fieles a una esencia.
¿Cuánto tiempo te tardó en terminar en disco, en afinarlo?
Mucho. Mira voy a ser un poco pretencioso, pero lo voy a decir, he tratado de hacer un poco el “Sgt. Pepper’s..” afroperuano (risas), donde hay temas hilados unos con otros, el final de uno con el comienzo del otro. O sea, está todo ligado, no hay nada dejado a la improvisación.
Un trabajo arduo que dio como resultado un disco de antología.
Fueron tres años de trabajo, todo el 19, todo el 20 y todo el 21. Recién a finales del 2021 puse el home estudio y me puse a grabar, y todo el 2022, grabando. Tuve el tiempo cogido con mi puño, yo pude grabar y regrabar las veces que quise, también he aprovechado la tecnología. Antes tenías las limitaciones de los ocho canales de toda la vida, tenías que hacer las mezclas, ingeniártelas, en cambio ahora tenemos todo a la mano para poder experimentar lo que quieras.
¿Sebastián Barranca 435, el título del álbum es la casa familiar?
Ah si, eso también quería comentarlo. Sebastian Barranca es una calle de La Victoria, que todavía existe, da la casualidad que los tres últimos hermanos, mis tíos (Victoria y Nicomedes) y mi papá, nacieron en Sebastián Barranca, por eso elegí la foto de portada porque quería una muy evocativa, que nos haga soñar tiempos antiguos. No sé si lo he conseguido, pero también están todos los instrumentos de percusión, y también una guitarra y un bajo, para que se vea todo lo que he tocado.
¿Has tocado todos los instrumentos del disco?
Sí, todo, absolutamente todo, no hay participación de nadie, por eso es muy simbólico ese bajo Hofner de Paul McCartney que está en la portada, significa mi homenaje a ese extraordinario músico, que también es pionero en la producción de discos unipersonales. Sabemos que Paul McCartney nos ofrece cada tanto un álbum en el que graba absolutamente todo, y lo ha hecho en tiempos en los nadie hacía este tipos de cosas, independientemente de ser un Beatle o no, pero tuvo esa inquietud, esa posibilidad y ese talento.