El caso Monroy dirigida por el cineasta peruano Josué Méndez confirma su estreno definitivo para el 5 de octubre en cines de Lima y regiones. Protagonizada por el primer actor mexicano Damián Alcázar y un elenco nacional e internacional, en su mayoría femenino, la película llega con varios premios en su haber y luego de un exitoso paso por el Festival de Málaga en España y el reciente Festival de Cine de Lima.

Wendy Vásquez, Liliana Trujillo, Grapa Paola, Silvia Majo, Olivia Manrufo, Maryloli Pérez, y María Zubiri, encarnan a un grupo mujeres diferentes entre sí pero con algo muy doloroso en común, cuyas vidas giran en torno al personaje de Ronnie Monroy, interpretado por Damián Alcázar, un empleado público a punto de jubilarse que se reinventa y se convierte en tramitador para acercarse, con secretas intenciones, a las reclusas de un penal de mujeres, ofreciéndoles ayuda para su libertad.

La película está inspirada en una experiencia personal que marcó al director Josué Méndez en la adolescencia y en una de las crónicas del libro “Días de Visita” de Marco Avilés. “Fueron esas dos cosas que se juntaron. Por un lado, las visitas a una tía que estuvo en Santa Mónica por cinco años. Lo curioso era que en días de visitas masculinas, todo era casi festivo. Conocí a esas mujeres llenas de optimismo, de sueños por cumplir, de una generosidad muy grande, muy divertidas además. Yo me quedé con esas imágenes de personajes, de historias, pero no sabía qué hacer con todo ello. Y ahí es donde entró, mucho tiempo después, la crónica de Marco Avilés titulada Ronnie Monroy Ama a todas”, recuerda.

Fue este personaje muy peruano, el canal que le sirvió para contar esas historias de internas que ya tenía acumuladas. “También me ayudó mucho Marco en volver a contactarme con estos tinterillos muy típicos de nuestro sistema judicial, personas que Marco también había entrevistado para su libro. Después cada historia tomó su propio vuelo; no son personajes que estén en el libro de Marco. Cada personaje fue encontrando su espacio y la realidad los nutrió a medida que yo iba encontrando personajes que se parecían a los que yo quería retratar”, recuerda Josué Méndez.

ENTRE EL DRAMA Y LA COMEDIA

La película también destaca por su delicado juego entre el drama y la comedia. “Es una de las razones por las cuales también le ofrecimos el papel a Damián, porque sabemos que él es un actor que maneja muy bien esa línea muy delgada entre el humor y el drama. Es un actor que puede hacer de pronto un momento súper dramático y después te saca algo humorístico. El maneja esos códigos y eso es muy raro, muy inusual. Yo creo que hay muy pocos actores o actrices que manejan, ambos géneros y que lo ponen en la misma escena. Es jugar entre drama y comedia. Eso es muy especial y creo que ahí teníamos en Damián a la pieza clave para poder contar la película como la queríamos contar”, afirma del director.

“Sabía de entrada que iba a ser un desafío encontrar el tono en la película porque no quería hacer un drama gris ni denso. Por supuesto que hay realidades durísimas, pero yo percibía mucha vitalidad en estas mujeres que a pesar de estar encerradas tenían unas ganas muy grandes de salir a hacer las cosas que se han propuesto. Yo sentía que la película debía tener esa vitalidad, esa sensación de aventura. Y eso va acompañado de un humor, porque también eso es muy nuestro. En los momentos más duros siempre recurrimos a la ironía, al sarcasmo, a ser cachosos, a la burla. Se fue puliendo el tono de la película hasta que llegó a ser lo que es ahora, una película que divaga entre el drama y el humor, sin un exceso hacia algo muy perverso ni hacia algo muy chabacano, un tono que fui encontrando en la edición”.

Damián Alcázar vino a Lima con algunas semanas de anticipación al rodaje para compenetrarse con Lima y sus personajes populares. El actor cuida mucho los detalles y para su interpretación, buscó el tiempo para recorrer las calles del centro, observar a los personajes cotidianos, a los tramitadores que están afuera de Palacio de Justicia, sobre todo a los de una edad como la de su personaje; reconocer su manera de caminar, de moverse y escuchar cómo hablamos para adoptar nuestra entonación y convertirse en el peruano que encarna en la película.

“La propuesta en la película era, justamente retratar a alguien cuya vida para la sociedad está terminando. A Ronnie Monroy lo jubilan, ya la vida le bajó el dedo, como que en teoría llega a una cierta edad donde la sociedad le dice que ya no sirve. Eso me parecía muy interesante porque es una persona que se rebela contra eso. Él se reafirma como alguien útil. Y es más, se encuentra una especie de segunda viada en la vida con este oficio que él se inventa y empieza a crearse esta nueva vida llena de aventuras”.

El caso Monroy cuenta con la producción de Enid Campos de Chullachaki Cine, coproducido por Gema Films (Argentina) y Tondero (Perú). ha sido realizada con el apoyo del Ministerio de Cultura de Perú – DAFO, el Programa Ibermedia, el INCAA (Argentina) y Visions Sud Est (Suiza). Y ha contado con la producción asociada de La Plaza Media.