Muchos piuranos esperan con ansias el mes de septiembre para caminar en buscar de la Virgen de Las Mercedes, donde el puerto de Paita se viste de fiesta para recibir a los miles de visitantes, especialmente peregrinos.
Ellos lo hacen para encontrarse con nuestra Madre del Cielo, para agradecerle por los favores y gracias recibidas, así como para poner a los pies de la querida “Mamá Meche”, sus súplicas e intenciones.
Don Fernando Silupú Cabana, es uno de los que puede dar fe de los portentos de nuestra Madre Santísima, “peregriné por 25 años en agradecimiento por los favores y puedo fe de los milagrosa que es la sagrada imagen, mi yerno Jorge Yóvera hace 2 años atrás sufrió un desmayo, fue internado y le detectaron una aneurisma cerebral con complicaciones. El neurólogo no daba muchas esperanzas de vida”, nos dice.
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TESTIMONIOS DE FE
Más adelante señala que todos los días rezaban “como devotos y peregrinos que eramos le pedíamos que intercediera por su salud, (derrama algunas lágrimas, al recordar) y después de un mes fue operado del cerebro, Dios y la Mechita, nos hizo el milagro, esa operación era muy riesgosa y difícil de recuperar y ahora él goza de salud. Al ver el rostro de la virgen, sentimos alivio, le agradecemos de haber podido llegar a su santuario, cansados talvéz, pero feliz de estar a su lado”, asevera.
Su hermano Tomás, presidente de la hermandad de San Jacinto señala que hay grandes testimonios de muchos peregrinos. Él lleva 45 años peregrinando a Paita y a pesar de su edad lo sigue haciendo hasta que Dios y La Virgen le digan hasta aquí nomás.
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45 AÑOS PEREGRINANDO
“Yo y mis 2 hijos peregrinamos en agradecimiento por mi salud y la de mi esposa Juana Rosa a la que le hizo el milagro de sanarla, que estaba convaleciente”, nos dice don Tomás con su cabecita blanca no desmaya en estar todos los años al lado de la Virgen de Las Mercedes, “Cuando caminamos a Paita, lo haemos con devoción que la virgen aliviará nuestros dolores y pedir también por nuestra Piura y el Perú, para que cese la violencia”.
Doña Julia Cabana Silva, no es peregrina, pero sus hijos Agustín, Yenny y Roxana van todos los años para pedirle por la salud de su papá que está en cama hace años. Él fue un peregrino no sólo a Paita sino también al Cautivo de Ayabaca.
Ella es muy religiosa y en su casa no faltan las imágenes de sus “santos”, especialmente la Mechita a quien le reza diariamente, “yo tengo fe que ella alivia los males de mi esposo, le ruego tanto que me lo conserve de buena salud y este año cumpliré la promesa de recibirla en mi casa en su festividad”, concluye.