(Fotos: Marcelo Cabello)
(Fotos: Marcelo Cabello)

Sergio Armasgo vuelve a las tablas con la obra “Las veces que no (te) dije te quiero”, una desafiante puesta en escena que muestra las consecuencias de las herencias emocionales que se transmiten de una generación a otra.

El actor conversó con Diario Correo sobre su participación en esta puesta en escena, escrita por Mario Zanatta y dirigida por Renato Piaggio, que también cuenta con las actuaciones de Carlos Victoria y David Carrillo. Además, en tiempos donde las redes sociales reflejan opiniones intensas, nos comenta como suele lidiar con las críticas. “He aprendido a tomarme las cosas con mucha ligereza”, afirma.

“Las veces que no (te) dije te quiero” va hasta el 3 de febrero en el Teatro de Lucía. Las entradas están disponibles en .

—¿Qué te atrajo del libreto?

Lo que me llamó mucho la atención es la complejidad con la que se cuenta la historia. Es un relato el cual sitúa a un abuelo, a un padre y un nieto, en diversos episodios de su vida, en este caso como vínculo familiar. Se cuentan momentos en los cuales los sentimientos o los afectos no han estado del todo alienados y cómo esto ha repercutido en decisiones posteriores que han tomado los personajes. Por lo cual hace que la obra nos cuenta el pasado, el presente y múltiples escenarios ficticios de cómo se desarrollarían las cosas. A mí me pareció interesante que hizo que yo decida trabajar este texto, es que posee ese tipo de particularidad, de poder contar una historia y poder remontarnos a distintos tiempos. No es una historia contada en un tiempo lineal y eso se me hacía complejo en el inicio pero disfrutable en el proceso.

—¿Qué parte de ti exploraste para interpretar a tu personaje?

Ninguna, no soy de los actores que suelen dar partes personales hacia los personajes. Todos los personajes que abordo me gusta interpretarlos desde circunstancias imaginarias, entonces me pongo en el rol de: “¿Qué pasaría si...?” y a partir de ahí, utilizo mi técnica de recurrir a la imaginación. No hay nada concretamente mío que haya prestado para el personaje.

—¿Qué reflexiones pudiste extraer al acercarte a esta obra?

Que la familia es un grupo social, en este caso establecido por una cercanía o vínculo de sangre, y cómo si es que uno no es honesto, ya sea con las emociones o con cualquier tipo de información, puede repercutir en el desarrollo del vínculo. Creo que independientemente de lo que aprendo mucho, es de lo complejo que es para los hombres involucrarse emocionalmente con sus papás o abuelos. En grandes rasgos en general, es que siempre tiene que primar la sinceridad en la familia, sea la información que sea, porque después eso puede generar malestares más adelante.

—¿El arte siempre estuvo en tu vida? ¿Tuviste el apoyo de tus padres cuando decidiste convertirte en actor?

Tuve el apoyo de mi familia. Tengo el privilegio que mis padres siempre han apoyado las decisiones que he tomado, en este caso, la laboral. Siempre he tenido una inclinación por las artes. Mis papás son partidarios de que todas las personas establecerse y estar seguros de lo que quieren hacer. Independientemente si hay episodios de complejidad a la hora de encontrar un trabajo, nunca desistir. Sobre todo en esta carrera actoral y en un país donde no se consume tanta cultura, siempre es importante mantenerse con paciencia y con calma para que puedas tener un trabajo próspero.

—¿Consideras que es complicado crecer en el mundo artístico sin metas trazadas?

Sí, sobre todo porque la gente puede asociar el trabajo artístico con alcanzar la fama, pero yo creo que la fama es una consecuencia del trabajo que tú haces. Yo tengo casi 10 años haciendo teatro pero soy consciente que recién he dado un golpe de fama con mi ingreso al mundo audiovisual, ya sea cine o televisión, pero eso no significa que yo no haya estado trabajando previamente o que no haya disfrutado mi trabajo. Al fin y al cabo, la gente puede asociar que la carrera del actor solo va a ser exitosa si estás en la televisión o en cine, pero yo creo que la carrera de un actor es exitosa cuando se encuentra seguro de lo que está haciendo, contento con los proyectos que está trabajando, en el área el cual se desarrolle, pero que llegue a casa y se sienta en paz de hacer un buen trabajo.

—Debido a tu papel protagónico en la película “Chabuca” recibiste críticas por redes sociales. ¿Cómo hiciste para lidiar con eso?

Me río mucho de la situación. Al inicio me sacó un poco de cuadro porque quizás me tomé las cosas de manera muy personal, sentía que estaban hablando directamente de mi trabajo, pero estoy consciente que ahora con el fácil acceso que cualquier persona puede tener en las redes sociales, no hay mucha preocupación por el tipo de palabras que uno decide ejecutar. Los haters pueden ser muy crueles. Después aprendí con el tiempo a no tomarme las cosas personal, igual son comentarios de gente que ni siquiera los tengo al frente mío físicamente. Mientras yo me sienta bien, mi familia esté en paz y yo esté en paz haciendo un trabajo que considero óptimo, creo que con eso me quedo. Igual todos son puntos de vista en este mundo, a partir de las subjetividades uno puede decidir si es que un actor le parece bueno o no. He aprendido a tomarme las cosas con mucha ligereza.

—¿Te animarías a dirigir una obra de teatro en un futuro?

Quizás, pero necesito tener más años en el territorio de la actuación siendo actor para poder dirigir a un grupo de actores. Yo considero que un buen director sea de teatro, cine o televisión, tiene que pasar por la experiencia de ser actor para que sepa llegar a las personas. A veces la gente no es muy consciente, por ejemplo, que los actores estamos todo el tiempo trabajando con emociones, entonces es necesario encontrar un lenguaje adecuado para que el director comparta pueda dar una indicación y en este caso el actor pueda ejecutarla de la mejor manera.

—¿Para ti qué busca el público en el teatro?

Considero que puede ser un escape momentáneo de la cotidianidad. Creo que la gente va al teatro en algún punto de su vida para hacer catarsis, incluso si la obra no te llega a tocar fibras, hay algo que te deja. Independientemente de la complejidad o densidad del tema que aborde cualquier obra de teatro, siento que la gente va a hacer una catarsis de lo que no puede hacer en su cotidiano.

—Cuéntanos de tus proyectos de este año.

Tengo “Moby Dick” con el Teatro La Plaza y de ahí tengo otros proyectos audiovisuales que no puedo contar, pero estoy contento con eso. Con esta obra “Las veces que (no) te dije te quiero”, nos estamos yendo el 14, 15 y 16 de febrero a una gira en Arequipa. Estamos felices por descentralizar el teatro que siento que también es necesario que se mueva en provincias.

Te puede interesar