El éxito de Perú en los Juegos Bolivarianos no puede ocultar las dificultades que atraviesan varios atletas para llegar a la cima del podio, como ocurrió con Cinthia, quien forjó su camino hacia el oro por su propia cuenta

Remar contra la adversidad puede generar hambre de gloria, pero si existen herramientas para ayudar, deberían aplicarse. En los Juegos Bolivarianos del Bicentenario Ayacucho 2024, la delegación peruana terminó liderando el medallero y Cinthia Huaylla fue clave, gracias a su destacado papel en wushu. Sin embargo, su travesía hacia la obtención de las preseas doradas no fue fácil y, en un nuevo capítulo de falta de respaldo de las autoridades, revela que no tuvo apoyo económico para solventar sus gastos.

¿En qué momento te dijiste a ti misma que querías llegar a competir en la máxima exigencia?

Vengo practicando desde los seis años. Mi familia lo realiza y mi papá fue quien nos inició. Cuando era pequeña, empecé en citas deportivas nacionales y esta disciplina desarrolló en mí, un espíritu sano de competencia para ir superándome y alcanzar mi más alto nivel.

¿Cuál es la diferencia en los rubros en los que conseguiste tus preseas doradas?

Bueno, el wushu tiene dos clases: taolu es una rutina marcial que se despliega a mano libre y con armas, tanto cortas como largas; mientras que sanda es de uno contra uno, en modo de pelea. Yo participé en tres categorías de taolu, pero el comité otorga dos medallas: en Chang Quan (mano libre) y Jian Shu (espada). Son las dos modalidades en las que tuve competencia con los distintos países.

¿Cómo fue tu preparación para los Juegos Bolivarianos?

Se requiere de mucha tenacidad y perseverancia. Mi preparación fue en un ciclo anual, donde me enfoqué en lo técnico, en mi escuela León Dorado; en lo físico, con un entrenador calificado; y también en lo nutricional, con un especialista. Son tres aspectos que considero claves para mi rendimiento, los cuales demandan bastante esfuerzo y sacrificio, tanto por las horas, pues se trabaja a tiempo completo; como por el presupuesto, el cual cubrí con mis propios medios. A lo largo del período de selección y clasificación para representar al país, no hubo ningún apoyo externo y todo fue cubierto por mí.

¿Cuál fue la inversión que realizaste?

Al margen de los tres ámbitos prioritarios, debí adquirir los suplementos deportivos indispensables y terapia física constante, por lo que gasté un aproximado de 3000 soles mensuales. Además, necesité mi kit deportivo y vuelos ida y vuelta de Arequipa a Lima, que fueron 1500 adicionales. Espero que el estado reconozca económicamente a los medallistas que posibilitaron este logro tras más de 70 años. Igualmente, hago un llamado a las empresas privadas para que puedan apoyarme y hacer posible mi participación en el Mundial de Brasil, dado que mi preparación empieza ahora mismo.

¿Cuáles son tus próximos retos?

Para el 2025, tendré participación en el Campeonato Mundial de Brasil, en septiembre; en los Juegos Bolivarianos, entre noviembre y diciembre; y en el Campeonato Sudamericano de Argentina, que aún tiene fecha por confirmar.

Con todo lo vivido y terminado el certamen, ¿qué te hace sentir haber ayudado a que Perú sea el ganador de los Juegos Bolivarianos después de 73 años?

Me llena de orgullo contribuir en este éxito para mi amado país a través del deporte que amo y que vengo practicando desde niña. Es el logro más grande en mi carrera y me sirvió para alcanzar uno de mis objetivos: llegar a mi máximo nivel deportivo. Mi compromiso siempre estará en representar bien a mi país y difundir esta disciplina, que brinda importantes beneficios y es una de las más retadoras que existe.

Cabe señalar que la atleta arequipeña de 30 años tiene su escuela “León Dorado”, donde trabaja con jóvenes que integrarán la selección peruana de wushu que participará en los Juegos Olímpicos de la Juventud Dakar 2026. Además, en busca de masificar este deporte, abrirá matrículas para todas las edades en las venideras vacaciones (contacto: 959 522 008).

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