La influencia de los arqueros en los partidos es cada vez mayor, debido a su presencia constante en el manejo del balón. Y el “Pato” destacó por esa labor en la Liga 1, pero también se hizo protagonista por otro detalle: ha sido efectivo al patear penales.
La portería es una posición de riesgo, pues un error pesa más que un acierto. En la actualidad, la presión aumenta, con la exigencia de que el guardameta intervenga más en el partido. No obstante, Patricio Álvarez no le temió al reto y hasta le sumó gol a su buen juego con los pies. El también capitán del Atlético Grau, que dejó su arco invicto en 15 ocasiones en 2024, cuenta cómo le llegó la chance de patear penales.
Pasaste tu segunda temporada con Grau. ¿Qué te dejó esta etapa que acabó con la clasificación a la Sudamericana?
Sin duda, el balance del 2024 fue bueno si lo tenemos que comparar con lo hecho la temporada pasada, que terminamos peleando en el descenso y salvándonos a falta de dos fechas. Este año, el objetivo era asegurar la permanencia en primera división lo más rápido posible y al cumplirlo, recién aspiramos a la Copa Sudamericana. Y pudimos realizar ambos, fue un campañón. El comienzo fue duro y exigente, pero el plantel de jugadores estuvo muy unido y el comando técnico, con el cual hubo buena química, propuso una idea de juego clara y atrevida. El grupo la tomó con mucha responsabilidad y la hizo suya.
Tu aporte fue clave, no solo en el arco, sino también por patear algunos penales. ¿Cómo nació esa opción?
Es un aspecto que siempre me gustó, tanto los tiros libres como los penales. Sentí que tenía la capacidad, aprovechando la buena pegada, y creo que lo concienticé viendo el protagonismo que podría tomar en el equipo.
¿Lo venías entrenando con bastante anticipación?
Sí, es algo que ya he venido practicando hace mucho tiempo, incluso antes de Grau, aunque nació primero con los tiros libres, en los que sigo trabajando hasta ahora. A raíz de eso, surge la posibilidad de patear penales y me propuse a mí mismo: ‘Si voy a practicar tiros libres, por qué no hago lo mismo con los penales’. Así comencé, al punto de lograr automatizarlo para tener una forma definida de lanzar y lo pude trasladar a un partido.
Te caracterizas por rematar esquinado y casi rasante. ¿Prefieres hacerlo así o ensayas con potencia?
Trato de practicar distintos golpeos, porque no siempre se enfrenta al mismo rival o al mismo arquero. Así como nosotros estudiamos a los pateadores de penales, seguramente los demás clubes van a hacer lo mismo. Creo que se debe ir variando un poco la ejecución, el método no puede ser igual.
¿Cómo fue la conversación con Ángel Comizzo para que tú seas el encargado de ejecutar? ¿Habían dudas al principio?
Fue algo circunstancial, pues el equipo venía de fallar algunos penales. Ángel es un DT que no titubea ni un segundo en esta clase de determinaciones. Simplemente, vio que estaba practicando y que me salía bastante bien. Después, en uno de los entrenamientos, por la confianza que me tiene, no dudó en darme la responsabilidad y me dijo que yo sería el encargado de disparar los penales. Cuando toma una decisión, no mira para atrás y respalda a sus jugadores.
Neri Bandiera y Mauro Da Luz fueron los máximos anotadores de la escuadra. ¿Hubo bromas sobre que tú fueras el goleador con los penales?
Sí, bromeaban luego del primer penal. Igual, lo más importante a rescatar del grupo es que siempre confiaron en mí. Si bien la confianza parte de uno mismo, también viene del equipo. Una vez que se dio la ocasión de patear, llegaron las bromas de que los podría alcanzar con el número de goles. Hay buena relación.
Viviste las dos experiencias: atajando y pateando penales. ¿Qué diferencias encuentras? ¿Qué acción te parece más complicada?
Yo pienso que hay una mayor responsabilidad a la hora de patear. Una vez que cobran un penal a favor de tu equipo, tus compañeros cuentan con que termine en gol. Todos los clubes confían en eso. Entonces, creo que hay mayor presión para el ejecutor. Al momento de tapar, las posibilidades son abiertas y el arquero no tiene nada que perder; en cambio, el pateador sí tiene mayor obligación.