La Organización Internacional del Trabajo concluyó que el 35% de las mujeres han experimentado alguna forma de violencia o acoso en el entorno laboral.
La Organización Internacional del Trabajo concluyó que el 35% de las mujeres han experimentado alguna forma de violencia o acoso en el entorno laboral.

La violencia contra la mujer en el ámbito laboral continúa siendo un problema estructural que afecta a millones de profesionales en todo el mundo. Según datos de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), aproximadamente el 35% de las mujeres han experimentado alguna forma de violencia o acoso en el entorno laboral, lo que representa un grave obstáculo para la igualdad de oportunidades y el desarrollo profesional.

Frente a esta realidad, es importante identificar que la violencia contra la mujer en el trabajo se manifiesta a través de múltiples dimensiones:

  • Violencia psicológica: Mediante intimidación, menosprecio y desvalorización sistemática, como comentarios denigrantes o sexistas.
  • Acoso sexual: Comportamientos no deseados con connotación sexual que generan un ambiente hostil.
  • Discriminación estructural: Limitación de oportunidades basada en género.
  • Violencia económica: Diferencias salariales injustificadas.
  • Exclusión en espacios de decisión: Marginación de mujeres en puestos de liderazgo.

“Las organizaciones podrían contribuir mediante la asesoría y capacitación sobre los derechos fundamentales de toda persona, el respeto y la dignidad, las normativas legales aplicables y todo tipo de información relacionada, también podrían canalizar todo tipo de denuncia con los organismos responsables del Estado, garantizando siempre confidencialidad”, explica el ing. Brayan Alarcón Balbín, docente de Salud y Seguridad Ocupacional del Instituto Carrión.

Teniendo en cuenta ello, conoce las medidas que se deben implementar para prevenir esta problemática en el trabajo:

  1. Crear una política integral de prevención y sanción: Desarrollo de marcos normativos internos que definan claramente conductas inaceptables, establezcan procedimientos de investigación transparentes, contemplen sanciones proporcionales, garanticen protección contra represalias y promuevan una cultura organizacional de respeto.
  2. Diseñar campañas de sensibilización y educación: Implementación de programas formativos que aborden conceptos de equidad y derechos humanos, identificación de conductas discriminatorias, construcción de masculinidades no violentas, empoderamiento y autocuidado, estrategias de comunicación asertiva y resolución no violenta de conflictos.
  3. Establecer canales de comunicación seguros: Creación de múltiples mecanismos de reporte con líneas telefónicas confidenciales, formularios digitales anónimos, buzones físicos y virtuales, acompañamiento psicológico, asesoría legal gratuita y seguimiento de casos.
  4. Delimitar procedimientos estructurados de identificación y sanción: Desarrollo de metodologías que incluyan protocolos de actuación claros, equipos interdisciplinarios de investigación, principios de confidencialidad, medidas cautelares, registro y sistematización de casos e informes periódicos de gestión.
  5. Mantener un monitoreo integral de riesgos: Sistema de evaluación continua mediante diagnósticos periódicos, indicadores de clima laboral, encuestas de percepción, análisis de factores de riesgo, mapeo de puntos críticos e intervenciones preventivas.

“Una cultura organizacional basada en la prevención de riesgos juega un papel muy importante al enfrentar la violencia contra la mujer. Es objetivo de la Ley N° 29783 de Seguridad y Salud en el Trabajo promover una cultura de prevención de riesgos laborales que debe estar alineada a nivel organizacional. Las empresas y organizaciones que no implementen medidas para prevenir o erradicar esta violencia podrían enfrentar desde sanciones administrativas hasta responsabilidad penal, dependiendo de la gravedad del caso y del número de trabajadores expuestos”, concluyó el especialista del Instituto Carrión.

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