En su plan de gobierno, Fuerza Popular (FP) propone reformar la Superintendencia Nacional de Aduanas y Administración Tributaria (Sunat) para lo que plantea la implementación de un directorio que permita recuperar los niveles institucionales y profesionales que caracterizaron al ente recaudador en la década del noventa.
Tomando en cuenta que la Sunat se creó en 1988, ¿sobre qué puntos debe basarse su ansiada reforma?, y considerando que el año pasado la recaudación se contrajo más de 17 puntos porcentuales y la presión tributaria retrocedió hasta 13,2%, ubicándose en niveles equivalentes al 2003, ¿qué cambios urgen en el organismo técnico?
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Para Francisco Pantigoso, docente de la Universidad del Pacífico (UP), aun cuando la Sunat dejó atrás la “obsoleta y corrupta” Dirección General de Contribuciones (DGC), mejorando las acciones de fiscalización y proponiendo que los tributos se reduzcan “drásticamente” de 80 a 5 esenciales, “rescatar esa esencia primigenia es siempre bueno”, por lo que hoy dicha institución no solo “debe ser solidaria con los contribuyentes, sino también flexible en su deber de recaudar”.
Sobre el particular, Pablo Sotomayor, abogado del Área Tributaria de Miranda & Amado, sostiene que considerando que siempre es necesario revisar el comportamiento y el performance de las entidades estatales para ver oportunidades de mejora, dicha premisa es particularmente importante en el caso de una entidad como la Sunat que se encarga prácticamente de toda la recaudación tributaria del Perú.
Pero, “a pesar de la claridad del problema, el plan de gobierno [de FP] no hace referencia al tratamiento tributario que recibirán los diversos sectores de la economía nacional que pudieran haberse visto particularmente golpeados durante la pandemia ni plantea acciones concretas para asegurar la recaudación tributaria, más allá del fortalecimiento de la Sunat al que hace mención”, dice.
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¿CONSEJO DIRECTIVO?
De acuerdo con la implementación de un directorio que permita “la recuperación de los niveles institucionales y profesionales que la caracterizaron en la década de los 90”, Jorge Bravo Cucci, profesor de la Maestría en Finanzas y Derecho Corporativo de ESAN, considera que la creación de un consejo directivo como órgano de gestión, ayudará a fortalecer a la institución y permitirá darle un nuevo impulso.
“Tal como ha ocurrido en instituciones como el Indecopi o el Banco de la Nación, que optaron por una fórmula semejante y con resultados muy positivos, este tipo de directorios, integrado por personas experimentadas y notables del sector público y privado, puede aportar una cuota de experiencia y visión profunda sobre el panorama tributario, que coadyuven al Superintendente en su función”, añade.
Para el experto, “la propuesta del consejo directivo es una importante mejora que ya ha sido probada con éxito en entidades coetáneas a la Sunat”, aseveró.
Pero, a pesar que desde los 90 en adelante, la Sunat ha sido proactiva y se ha modernizado y sofisticado, tanto desde el punto de vista técnico como de atención al contribuyente, Pablo Sotomayor califica como “lamentable” el hecho de que la propuesta del partido de Keiko Fujimori no señale “de manera concreta a qué se refiere o qué consideran que tenía la Sunat [en los 90] que hoy ya no tiene”.
TAREAS PENDIENTES
Con relación a las mejoras que debe traer consigo la reforma de la Sunat, Jorge Bravo afirma que aun cuando los años han demostrado que “su implementación no solo fue exitosa, sino que ayudó a consolidar el sistema tributario peruano”, la modernización planteada por FP “es una medida importante para mantenerla vigente y adaptada a los tiempos actuales”.
“En tiempos de las tecnologías de la información y la comunicación (TIC), es impostergable que la Sunat cuente con las mejores tecnologías en bases de datos e inteligencia artificial, que le permita estar a la vanguardia en lo que a gobierno digital respecta. Quizás allí encontramos una de las principales debilidades de la actual Sunat, que requiere una impostergable acción”, afirma.
En ese sentido, también apuesta por una necesaria modernización de su infraestructura, sobre todo porque “debido a su crecimiento, cuenta con diversas sedes que no se dan abasto a la capacidad requerida”.
Al respecto, Francisco Pantigoso señala que partiendo del hecho de que “toda entidad es perfectible, la Sunat debe fomentar que existan cambios tributarios importantes como la simplificación de regímenes, la amnistía tributaria por los dos primeros años de funcionamiento, la eliminación del ITAN y de los sistemas de recaudación anticipada como retenciones y percepciones, además de reformular el sistema de detracciones (spot), por la iliquidez que todos ellos traen”.
Adicionalmente, recomienda que el ente recaudador vuelva a sus campañas de enseñanza desde los colegios para crear conciencia tributaria; y “más que una tarea punitiva, debe ponerse del lado de aquella mype que genera una multa impagable más por desconocimiento que por un afán de incumplir las reglas procedimentales”.
Para el especialista en derecho tributario, la Sunat también debe volver a su vocación de generadora de propuestas de normas acordes a la realidad. Y, en aras de mantener la seguridad jurídica del contribuyente, “debe proponer reformas permanentes, debe seguir publicando casos icónicos de elusión como medida docente y debe mejorar la gradualidad de sus sanciones”.
No obstante, Jorge Bravo se muestra disconforme porque a su labor de administración tributaria, se le han recargado algunas de diseño de políticas fiscales que son, más bien, propias del Ministerio de Economía y Finanzas (MEF).
“Si bien, por su condición debe tener participación en la política fiscal, no debe ser esa su función. Considero que es importante que el MEF asuma ese liderazgo, y deje que la Sunat se concentre en su labor: la recaudación tributaria”, añade.
EFECTO PANDEMIA
Tomando en cuenta que la pandemia ha afectado el desempeño de la economía en su conjunto, Jorge Bravo asegura que la alta informalidad y su consecuente incumplimiento tributario son los principales desafíos, por lo que resulta necesario darle un nuevo enfoque a este problema.
“Se necesita que el Ejecutivo, y no la Sunat, diseñen una innovadora política fiscal que se enfoque en el sector informal, pero no para forzarlo a la formalidad y al pago de tributos, sino para incentivarlo de manera inteligente a que reactive sus empresas para que crezcan en productividad y, luego de ello, cooperen al sostenimiento de la economía”, anota convencido de que “las decisiones tributarias para reactivar la economía y hacer frente a la pandemia, deben ser adoptadas por el Poder Ejecutivo, que no debe hacer dejación de esa importante misión”.
Sobre el particular, Francisco Pantigoso indica que en el actual contexto, la Sunat debe promover fraccionamientos y aplazamientos nuevos, “tipo el RAF que se dio en el 2020”, además de aplicar su facultad discrecional en la aplicación de sanciones, evitando cobrarlas este año por motivos de la iliquidez causada por la pandemia.
“Lo importante es hacerla amigable. Los contribuyentes hoy la ven como alguien que asusta y recauda de manera implacable, que solo quiere cobrar por cobrar, más aún en una situación de pandemia, donde se necesita el respiro a las obligaciones de pago, donde más que cobrar coactivamente, se den facilidades y se eduque al contribuyente en esas obligaciones”, afirma.