Las protestas que se registran en el país desde diciembre último tienen un impacto en la actividad económica nacional, lo que se reflejará en enero de este año, señaló a Correo Víctor Fuentes, economista jefe del Instituto Peruano de Economía (IPE).

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Sin embargo, prosiguió, los efectos en las economías regionales, definitivamente, serán más claros, porque se está generando una recesión económica, particularmente en Puno, Cusco, Apurímac y Madre de Dios.

Puno es la región que más ha acentuado su protesta con el bloqueo de las principales vías de acceso, como el caso particular del paso por Desaguadero, que tiene un gran impacto en el comercio bilateral de Perú y Bolivia.

“Si bien en el panorama nacional se registra una desaceleración de la economía, es muy probable que enfrentemos un escenario de recesión en la economías regionales del sur, básicamente Puno, que está prácticamente paralizada, así como Cusco, con una actividad turística muy afectada, al igual que Madre de Dios y Apurímac”, explicó.

Fuentes señaló que esas cuatro regiones, seguramente en el IV trimestre del 2022, sus economías ya habrían registrado cifras negativas y, dependiendo de cómo evolucionen las protestas, también tendrían serios problemas en el I trimestre de este año.

Refirió que Ica también ha sido afectada seriamente y se estaría reflejando en el I trimestre del presente año. Está región permaneció con la Panamericana Sur bloqueada por más de 20 días lo que impactó, sobre todo, a las agroexportadoras, que inclusive fueron blanco de ataques violentos y de piquetes que impedían el ingreso a sus instalaciones.


Advertencia. Según el ‘Termómetro económico de febrero del IPE, en el análisis de los últimos indicadores de la actividad económica, se observan señales de importantes riesgos para la economía, la inversión privada y el empleo.

En ese sentido, señala que la actividad minera creció 11.1% en diciembre, su mayor ritmo de expansión desde hace 15 meses, pero “no logró compensar la paralización de minas producto de conflictos sociales”. Esto significó que la actividad minera se contrajera 0.3% en promedio durante el 2022.

Precisa que el buen resultado de diciembre se debió, principalmente, a los mayores volúmenes de cobre (+19.2%) por el aumento de la producción de Quellaveco.

En tanto, la demanda de electricidad se incrementó en 4.4% en enero, desacelerándose respecto a diciembre (7.0%).

“Ello se explicaría, en parte, por la menor actividad de dad se redujo en 8.2% y 34.3%, respectivamente”, señala el Termómetro económico.