La producción textil en Asia Pacífico supone el 3,4% del empleo total de la región y el 21,1% del empleo de confección, según la OIT. (Foto referencial: Difusión)
La producción textil en Asia Pacífico supone el 3,4% del empleo total de la región y el 21,1% del empleo de confección, según la OIT. (Foto referencial: Difusión)

Cancelaciones de pedidos debido al freno de la demanda y fábricas cerradas. La ruptura de la cadena de valor de la moda con el coronavirus empezó en las fábricas de confección de Asia Pacífico y ahora, nueve meses después del estallido de la pandemia, aún no se han recuperado del golpe.

Solo tres de cada cinco trabajadores de la industria de la confección en esta región han regresado a las fábricas después del estallido del COVID-19, según un informe elaborado por la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y lo publicado por el portal Modaes.

Los trabajadores perdieron al menos de dos a cuatro semanas de trabajo y todos aquellos que siguen trabajando en el segundo trimestre de 2020 están sufriendo reducciones en los sueldos y retrasos en el pago de estos.

PRODUCCIÓN

La producción textil en Asia Pacífico supone el 3,4% del empleo total de la región y el 21,1% del empleo de confección.

En septiembre, cinco de los 33 países de la región aún contaban con cierres obligatorios en los centros de trabajo.

La pandemia ha provocado varias consecuencias en la industria de la moda en Asia Pacífico, siendo la primera el cierre de las fábricas. Alrededor del 64% de las fábricas de ropa recibieron cancelaciones de pedidos, lo que afectó a más de 31 millones de trabajadores, el 48% del total de los empleados en el sector de la región.

En segundo lugar, ha habido una caída drástica de la demanda. Así, en aquellos países donde las medidas de confinamiento fueron más estrictas, las ventas han caído en más de 25 puntos en comparación con los mercados donde las acciones contra el nuevo coronavirus no fueron tan rígidas.

Más del 49% de los trabajadores en las fábricas textiles dependían de la demanda de los países con las restricciones más duras y donde las ventas se desplomaron alrededor del 40%, revela el informe de la OIT.

A esto también se le suman otros problemas, como por ejemplo que un tercio de los operadores mundiales de moda no sobrevivirían a la crisis provocada por el COVID-19, según un estudio realizado por McKinsey en abril de 2020.