En esta entrevista, el director y actor teatral Alberto Ísola, profundiza en su experiencia en tierras characatas, además de opinar sobre el aporte del teatro, su preferencia frente a actuar o dirigir y el futuro del arte de las tablas en nuestro país.
¿Cuál es la experiencia dirigiendo “La Cisura de Silvio”? Ha sido una experiencia maravillosa. El trabajar con un equipo de actrices, actores y técnicos de primerísimo nivel para mí ha sido, además, un encuentro con una obra que admiro desde que la vi por primera vez en 2006 y que considero es uno de los clásicos del teatro peruano contemporáneo. Ha sido muy llevadero, nos hemos entendido muy bien y creo que la propuesta de la puesta en escena permitió que las actrices y el actor aporten muchísimas cosas suyas, con lo que se mejora muchísimo el montaje. Creo que la reacción del público también ha sido muy positiva en una sala, además, muy hermosa como es la del Teatro de la Casa-Museo Mario Vargas Llosa.
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¿Cuál es tu opinión del teatro en Arequipa? Tengo la mejor opinión del teatro en Arequipa, además que me encanta la ciudad desde mucho antes. Antes de venir a dirigir La Cisura de Silvio, hice dos talleres de actuación y dirección convocados por Artescénica, con gente de todos los grupos, y ha sido muy interesante. Hay una vida teatral muy completa, entusiasta. Siento que hay mucha creatividad.
¿Actuar o dirigir? Cuál prefieres. Yo en realidad me formé como director y estudié dirección. La actuación vino después y fue una especie de consecuencia porque en las dos escuelas en las que estudié nos exigían los directores que hiciéramos cursos de actuación, no para que fuéramos actores sino para que conociéramos de cerca en qué consiste el trabajo del actor. Me pareció una estupenda idea. Mientras seguía esos cursos también descubrí que me gusta mucho la actuación, así que una cosa vino después de la otra. Pero lo que más me gusta es dirigir, porque evidentemente hay un mayor nivel de manejo de toda la puesta en escena, de los distintos lenguajes. Actuar es quizás mucho más egoísta en el buen sentido de la palabra, mucho más personal. A pesar que como actor cuando intervengo en un proyecto siempre estoy muy interesado en todos los aspectos del proyecto, así que me quedaría con dirigir.
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Desde tu experiencia, ¿Qué aporta el teatro a las personas? Bueno habría que hablar de varias cosas, creo que el teatro aporta como forma artística una manera de comunicarnos fundamental porque en un espacio contemporáneo, más aún después de la pandemia. Creo que una de las cosas fundamentales del teatro es que es un arte vivo y que aportan capacidad de comunicación con los demás muy inmediato y muy importante. Hacer teatro es algo que creo todo el mundo debe hacer. Aporta muchísimo como persona a desinhibirse, expresarse y aprender a trabajar en equipo. Siempre he pensado que sería bueno que todas las personas hicieran un curso de actuación en algún momento de su vida por más que después no se decidan a ser actores profesionales, pero creo que el teatro permite un nivel de completar, digamos, tu personalidad de una manera positiva.
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¿Cuál es el futuro del teatro en el Perú? Ciertamente la historia nos ha demostrado que el Estado no ha tenido ocasiones de aportar. Salvo dos con Bustamante y Rivero en los cuarentas y del general Velazco Alvarado en los sesentas que impulsaron el teatro. En el Perú, creo, impulsamos el teatro los teatristas a punta de entrega, de pasión, de terquedad. Muchas veces, por no decir que la mayoría de veces, la intervención del Estado es negativa. He tenido que participar inclusive en huelgas contra decisiones absurdas del Gobierno frente a las artes, entonces yo creo que el futuro del teatro dependerá de que le queramos dar los teatristas peruanos y peruanas. Yo creo que hay un crecimiento muy grande en estos últimos años, pero nos queda mucho por hacer. Entonces creo que como no podemos tener una política cultural, que sería lo más importante, en ese caso la política cultural la haremos con nuestro trabajo.