Puente Bolognesi de la ciudad de Arequipa. Foto: GEC.
Puente Bolognesi de la ciudad de Arequipa. Foto: GEC.

La ciudad de Arequipa, bautizada como “La heroica ciudad de los libres” ha sido testigo de innumerables revoluciones, hechos históricos y batallas que han abonado su historia, permitiéndole forjar su fisonomía revolucionaria.

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Hace 188 años, en el mes de enero de 1836, la campiña y las calles de Arequipa fueron invadidas por dos ejércitos que jugaban sus mejores estrategias, con el fin de conseguir el apoyo incondicional del pueblo arequipeño a su causa revolucionaria.

Por un lado, estaba presente el ejército del general Felipe Santiago Salaverry y, por otro, el general Andrés de Santa Cruz. El primero había ingresado anticipadamente a Arequipa, instalando su cuartel general en los ubérrimos campos de cultivo de Challapampa. Su presencia entusiasmó principalmente a la juventud ilustrada, generando más bien sentimientos encontrados a favor y en contra en la clase política adulta.

RECHAZO A SALAVERRY

Se supo que tres aspectos condicionaban las muestras de rechazo al ejército de Salaverry. En primer lugar, la campaña de desprestigio a cargo de la prensa arequipeña que lo estigmatizaba como “un monstruo sanguinario y déspota” que, a nombre de la independencia, solo estaba obsesionado por lograr su causa personal. En segundo lugar, el apoyo incondicional del deán Juan Gualberto Valdivia a la causa del general Andrés de Santa Cruz, por su ascendencia en un sector importante de la clase política de Arequipa. Y, tercero, el pueblo arequipeño le había pedido que convocara a un cabildo abierto para tratar los medios de defensa de la ciudad. Ante ello, Salaverry se negó rotundamente, manifestando que él no tenía nada que consultar al pueblo, pues era el único encargado de salvar a la patria y sabía cómo hacerlo.

Es así que, a inicios de 1836, los arequipeños posicionan a Salaverry en una situación bastante difícil, previa a la llegada del general Andrés de Santa Cruz, procedente del sur del país, que ingresa a la ciudad apoteósicamente el 29 de enero de ese año. Con una manifestación multitudinaria, se dirige a la plaza mayor de Arequipa situándose en la margen izquierda del rio Chili frente al llamado Puente Viejo (hoy puente Bolognesi).

EL PRELUDIO DE LA BATALLA

Durante tres días consecutivos, las aguas del Chili fueron testigos de las escaramuzas libradas por ambos ejércitos, cada uno apostado en las márgenes opuestas del caudaloso río, que recorría pretencioso bajo los arcos del Puente Viejo.

De esta manera se preparaba el ambiente, se alistaban los cañones y municiones, se daba pienso a los caballos y se desenvainaban los pertrechos militares antes de batirse en un duelo a muerte, primero en Uchumayo y finalmente en las alturas del cerro Alto de la Luna (cerro Tres Tetas) en Socabaya, en lo que se conocería después como la Batalla de Socabaya.

NOTA

Con este artículo, el Mg. Wuilber Mendoza Aparicio presenta los hechos que, posteriormente, desencadenaron la Batalla de Socabaya, que se libró en febrero de 1836. Mendoza Aparicio es docente en la escuela de Ciencia Política y Gobierno en la UCSM y fue alcalde de la Municipalidad Distrital de Socabaya. Es autor del libro: “La batalla de Socabaya – Encrucijada en la Historia del Perú” (Arequipa, 2022)

BATALLA

El 7  de febrero de 1836 fue el enfrentamiento final entre las fuerzas del peruano Felipe Santiago Salaverry y el boliviano Andrés de Santa Cruz.

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