San Lázaro, el barrio más antiguo de la Ciudad Blanca, es el testigo silencioso de la historia de Arequipa. Ubicado en el corazón de la ciudad, este barrio guarda en sus calles las huellas de los primeros españoles que llegaron en 1539 y, aún hoy, sigue siendo un reflejo de la riqueza histórica y arquitectónica de la región.
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Según el arquitecto e historiador William Palomino, hasta 1940 se pensaba que San Lázaro había sido el lugar donde se fundó Arequipa, cuando en realidad se había realizado en la Plaza de Armas. Sin embargo, fue aquí donde se asentaron los primeros colonizadores, estableciendo una de las primeras poblaciones españolas.
En su origen, el barrio de San Lázaro estaba diseñado para peatones. Según Palomino, las calles de este lugar, como la calle Bayoneta, conservan su estructura original, sin la intervención de la municipalidad para el pase de vehículos. Como ocurre en otras calles como Los Cristales.
LOS YARABAYAS
San Lázaro fue hogar de los incas Yarabayas, quienes habitaron la zona mucho antes de la llegada de los conquistadores. En 1539, cuando los españoles llegaron a Arequipa, encontraron las viviendas de los Yarabayas y las ocuparon, bautizando la nueva villa como “Villa Hermosa de Nuestra Señora de la Asunción”. Para conmemorar este encuentro histórico, podemos encontrar una escultura en medio de la Plaza Camporredondo.
ARQUITECTURA
Uno de los mayores atractivos de San Lázaro es su variada de arquitectura. El barrio es una especie de “mini enciclopedia” que ofrece ejemplos de diversos estilos arquitectónicos como el neo renacentista, barroco tardío, y la arquitectura neo arequipeña. Estos estilos se consolidaron a lo largo de los años, especialmente tras los sucesivos terremotos que azotaron la región.
Las reconstrucciones después de cada sismo trajeron consigo innovaciones en la construcción, creando una mezcla única de estructuras en un solo lugar.
En la calle Desagüadero se alzan dos casas gemelas. Las casas número 122 y 124, idénticas en su diseño, son un ejemplo perfecto de la arquitectura peculiar del barrio. Con techos de bóveda y un estilo único, estas casas han perdurado con el paso del tiempo, y su vecino, la casa número 128, también comparte las mismas características.
En el interior de la casona de la Asociación APIPA, en el pasaje Tejada, se encuentra lo que parece ser un vestigio de una casa inca. Este hallazgo, según Palomino, sería la prueba de que los incas habitaron esta zona mucho antes de la llegada de los españoles.
Finalmente, el barrio de San Lázaro también alberga un acueducto histórico. En la Plaza de Camporredondo, se puede ver un muro que oculta un antiguo sistema de agua, el acueducto que transporta la acequia de San Francisco desde las alturas del Valle de Chili hasta la Plaza 15 de Agosto.