La fiesta, alegría y diversión se apoderó del distrito de Cayma este domingo, luego que miles de familias se unieron a la celebración del Apucllay 2025. Fueron más de 35 delegaciones que desde la avenida Amazonas hasta el estadio de La Tomilla, entraron bailando y jugando con los pobladores que acudieron a verlos.
Se presentaron diversas danzas entre saya, diablada, tinkus, tobas y más variedad para el público. Los colores de los trajes combinaban con las espumas y pinturas que llevaban los niños, jóvenes y adultos, quienes mojaban a los bailarines que danzaron por más de 10 cuadras bajo el sol.
Pese al cansancio del recorrido, las delegaciones no pararon de bailar para cada público que tenían en cada cuadra. Algunos llevaban trajes que pesaban más de 10 kilos, como en la diablada, donde los hombres tienen una máscara pesada, además que otros se vistieron de gorila y por el calor se quitaron la parte de arriba.
Edgar Cahuata Huillca (43) fue uno de los danzarines del grupo Sentimientos de Arequipa que bailó tinkus. Cuenta que desde hace 28 años es apasionado por la danza y desde los inicios del Apucllay, él participa con su delegación.
“El Apucllay es una fiesta de los carnavales, es la unión, confraternidad, amistad y mucha garra”, manifiesta Cahuata, quien contagió a toda su familia el arte de bailar, ya que participó con sus hijos.
La pasión por la danza también la comparte Yuber Quispe (42) quien participa del Apucllay desde hace 17 años. En un inicio iba solo y con sus amigos de la agrupación Aprocay, pero desde que tuvo su esposa e hijos, todos empezaron a asistir y llenarse de alegría en cada carnaval.
“El Apucllay es tiempo de familia, yo bailo junto con mis hijos, quienes me acompañan desde los seis años. El Apucllay une a todas las familias. Ese cierre de carnaval lo vivimos con el sonido del tambor, trompetas, se vive esa pasión que corre por las sangres”, comentó Yuber Quispe, quien en esta edición participó con la danza Waka Waka.
Así como las dos historias contadas, hay muchas más, ya que cada familia llegó para deleitarse con los bailes y jugar un rato con espuma, agua y pintura, despidiendo así los carnavales.